CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 26 febrero 2007 (ZENIT.org).- La convivencia humana se basa en el reconocimiento del derecho a la vida, considera Benedicto XVI.
Así lo constató este sábado al recibir en audiencia a los participantes en el congreso organizado por la Academia Pontificia para la Vida sobre el tema «La conciencia cristiana como sustento del derecho a la vida».
El derecho a la vida «es un derecho que exige ser apoyado por todos, porque es el derecho fundamental con respecto a los demás derechos humanos», afirmó el Papa.
«La convivencia humana y la misma comunidad política se fundamenta en el reconocimiento de este derecho», añadió, citando la encíclica de Juan Pablo II «Evangelium vitae» (n. 2) a la que el cardenal Joseph Ratzinger ofreció una contribución decisiva.
El obispo de Roma aseguró que «este derecho debe ser promovido particularmente por los creyentes en Cristo», conscientes de que «con la Encarnación el Hijo de Dios se unió en cierto sentido a cada hombre».
Por este motivo, aseguró que es un deber para el cristiano «movilizarse para afrontar los múltiples ataques a los que está expuesto el derecho a la vida».
En particular, dijo, «son cada vez más fuertes las presiones para legalizar el aborto en los países de América Latina y en los países en vías de desarrollo».
«Se incrementan las políticas de control demográfico, a pesar de que ya se hayan reconocido como perniciosas, incluso a nivel económico y social», añadió.
Al mismo tiempo, en los países más desarrollados, «crece el interés por la investigación biotecnológica», que lleva a una nueva forma de «eugenismo», «la búsqueda obsesiva del “hijo perfecto”», que implica la eliminación de los embriones.
Esta visión, indicó, lleva a «legalizar la eutanasia» y hace más fuerte la presión para «legalizar las convivencias alternativas al matrimonio y cerradas a la procreación natural».