ANGONIA, martes, 7 noviembre 2006 (ZENIT.org).- Un sacerdote jesuita brasileño de 69 años, el padre Waldyr dos Santos, y una laica voluntaria de la Asociación portuguesa «Laicos para el Desarrollo» -Idalina Neto Gomes, de 30 años- murieron el lunes de madrugada en Mozambique a manos de unos atracadores.
El provincial de la Compañía de Jesús de Portugal comunicó el suceso: un grupo de hombres armados había asaltado la residencia de Angonia, en la provincia mozambiqueña de Tete, asesinando al sacerdote y a la voluntaria, según difundió desde Roma el servicio de información de los jesuitas.
En el ataque además resultaron heridos el padre Mario J. de Almeida, portugués de 37 años, y el hermano José Araújo de Andrade, mozambiqueño, de 76. Los asaltantes huyeron en el automóvil de la Comunidad.
Según informó a la Agencia «Ecclesia» –del episcopado portugués- el presidente de «Laicos para el Desarrollo» –António Hilário David-, es la primera vez, en las dos décadas de existencia de la organización, que ésta registra un ataque de este tipo, si bien precedentemente se habían registrado casos de asaltos a misiones.
Idalina Neto Gomes, que llevaba un año de misión en el país africano, era abogada de profesión; iba a viajar a Portugal de vacaciones y planeaba regresar a Mozambique para pasar otro año de misión.
«Un grupo de ladrones armados irrumpieron» en la misión jesuita de Fonte Boa; «sorprendieron a los sacerdotes en sus habitaciones e inmediatamente pidieron dinero; uno de los religiosos intentó oponer resistencia y los agresores le dispararon matándole e hiriendo a otros dos», explicaron fuentes de la Compañía de Jesús, contactadas telefónicamente en Tete por la Agencia misionera «Misna».
En la residencia había también algunos voluntarios de la citada organización. «Una voluntaria intentó huir –prosiguen desde Tete-, pero uno de los atacantes la agredió con un cuchillo», dándole también muerte.
Se ha hecho una petición de mayor seguridad para los misioneros y religiosos comprometidos en la provincia noroccidnetal de Tete, confirma «Misna».
Y es que, explican fuentes locales y religiosas, el trágico episodio del lunes sucedió en una zona de fronteriza –con Malawi, Zambia y Zimbabwe- donde el bandidismo en los últimos meses ha golpeado repetidamente misiones católicas y residencias de religiosos.