¿Qué hacer con los embriones congelados?

Debate sobre su futuro

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ROMA, sábado, 3 diciembre 2005 (ZENIT.org).- El Comité Nacional de Bioética de Italia se ha manifestado a favor de permitir la adopción de los embriones congelados. El comité, un organismo consultivo del gobierno nacional, hizo su recomendación para llenar una laguna legislativa sobre el tema, informaba el periódico La Repubblica el 19 de noviembre.

Una ley aprobada en febrero de 2004 prohibió la destrucción de los embriones «sobrantes» que quedan después de que una mujer se somete al tratamiento de fertilización in vitro. Pero nada se establecía sobre qué hacer con los embriones congelados, que ahora suman cerca de los 30.000.

El comité votó a favor de permitir a las parejas casadas, a las parejas de hecho y a personas solteras que adopten los embriones. Es necesario que el parlamento enmiende la ley para que la recomendación del comité resulte eficaz. Hasta ahora, cerca de 250 parejas que poseen embriones congelados han firmado una declaración abandonándolos formalmente, abriendo así la puerta a una eventual adopción.

Carlo Falmigni, un experto en fertilización in vitro entrevistado por La Repubblica, advertía de que sólo hay un 10% de probabilidades de que un embrión congelado pueda ser descongelado, implantado y dé como resultado un embarazo.

El cardenal Francesco Pompedda, antiguo prefecto de la Signatura Apostólica, el tribunal supremo de la Iglesia, declaró al periódico que es moralmente aceptable adoptar embriones congelados, para salvar una vida humana que de otra forma se destruiría.

Añadió, sin embargo, que donar el embrión para que sea utilizado por otra pareja está muy cerca de utilizar la fertilización in vitro para concebir hijos gracias a la ayuda de alguien fuera de la pareja casada, una práctica no permitida por la Iglesia.

Aunque la Iglesia católica se opone a la fertilización in vitro, no ha hecho ninguna declaración oficial sobre la moralidad de adoptar embriones congelados. Un artículo en el Washington Post el 31 de mayo observaba que los moralistas católicos están divididos sobre la cuestión.

Según el artículo, en mayo del 2003 había cerca de 400.000 embriones congelados en clínicas de Estados Unidos. De estos, el 88% se conservaban para la utilización futura de parejas, el 3% había sido marcado para la investigación médica, y sólo un 2% estaba disponible para la donación a otras parejas.

Copos de nieve

Una de las pocas organizaciones activas en organizar adopciones de embriones es Nightlight Christian Adoptions, a través del programa Copos de Nieve. El Washington Post citaba a Lori Maze, directora del programa, quien afirmaba que desde que comenzó, en 1998, ha encontrado embriones para 145 familias adoptivas, y que 59 de ellas han dado a luz un total de 81 niños.

Un artículo publicado el 4 de junio en el periódico Baltimore Sun sobre la adopción de embriones comentaba algunas de las cuestiones implicadas. Uno de los entrevistados por el periódico fue Douglas Jonson, director ejecutivo del National Right to Life Comité. Sobre la cuestión de los embriones «sobrantes», apuntaba que antes de comenzar el tratamiento de fertilización in vitro, las parejas deberían decidir no crear más embriones de los que fueran a usar. Pero, si hay alguno que no quieran, deberían entonces donarlo en adopción.

Otro artículo sobre el programa Copos de Nieve, publicado el 2 de junio en el New York Times, añadía que sólo una mitad de los embriones sobrevive al proceso de descongelación. De éstos, sólo cerca de un 35% dan como un resultado un bebé. Las parejas que adoptan o donan embriones Copos de Nieve son en su mayoría cristianas. Y las parejas que adoptan deben estar de acuerdo en que no abortarán ningún embrión.

En mayo la Administración para Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos publicó unas directrices que dijo «aumentarían la disponibilidad de embriones para la donación», observaba el artículo del Times. Los cambios implican eximir a los embriones de las investigaciones médicas requeridas en la donación de tejidos. Un gran número de embriones no habrían cumplido los requisitos para el análisis, puesto que muchas parejas no han declarado de antemano si había enfermedades transmisibles.

El New York Times volvió sobre el tema el 12 de junio con un artículo en el que observaba que relativamente pocas parejas han decidido donar en última instancia sus embriones a otras parejas. Susan Klock, profesora adjunta de obstetricia, ginecología y psiquiatría en la escuela médica de la Northwestern University, afirmó que muchas parejas estaban dispuestas a donar cuando comenzaban el tratamiento. Pero años después, 9 de cada 11 parejas que estuvieron dispuestas a donar a otra pareja ya no querían, afirmó Klock.

Otros países también están empezando a permitir la adopción de embriones. En España, un programa en Barcelona, dos meses después de comenzar, logró el embarazo de 14 mujeres, informó el 1 de marzo el periódico ABC.

Vidas congeladas
La existencia de un gran número de embriones congelados está creando problemas. En una clínica, cerca de 1.100 clientes han dejado de pagar su cuota anual de 300 dólares requerida para seguir conservando su progenie congelada, informaba el 18 de mayo el Boston Globe. La clínica se muestra renuente a la hora de destruir los embriones, temiendo pleitos judiciales.

«Esto está ocurriendo en los cryobancos y en los centros de fertilización in vitro de todo el país», afirmó Pamela Madsen, directora ejecutiva del Consejo de Fertilidad Americano. La mayoría de las parejas, explicaba, no hacen planes sobre qué hacer con los embriones «de sobra», después de haber tenido hijos, y algunos deciden guardarlos indefinidamente para el caso de que sus hijos mueran jóvenes.

Los embriones congelados son «seres humanos», comentaba al Boston Globe Marie Sturgis, directora ejecutiva del Massachussets Citizens for Life. También elogió la ley recientemente adoptada en Italia según la cual sólo se permitían crear tres embriones para ser implantados en el vientre materno.

No obstante, no todas las clínicas se frenan a la hora de destruir embriones congelados. En el estado australiano de Victoria al menos 6.642 embriones han sido desechados, según un reportaje del 26 de septiembre del periódico de Melbourne Age.

Según la legislación del estado que entró en vigor en 1998, no se permite el almacenaje de embriones congelados más de cinco años. Antes, los embriones creados en las clínicas de fertilización in vitro podían guardarse indefinidamente. Según el periódico, sólo el 5% de las parejas eligen donar sus embriones a parejas que no han logran crear un embrión a través de la fertilización in vitro.

Algunos de los embriones que sobrepasan el límite de tiempo son utilizados para la investigación. Una clínica informó del uso para la investigación de cerca de 200 de 2.520 embriones desechados.

Mantener embriones congelados para un uso futuro puede, de hecho, llevar a situaciones extrañas, como informaba el 5 de julio el San Francisco Chronicle. El periódico presentaba el caso de Debbie Beasley, una enfermera de 45 años, que ahora tiene una hija de 20 años en la universidad, unos gemelos de 13 años, y una hija de cinco meses.

La incorporación más reciente a la familia pasó los últimos 13 años congelada en nitrógeno líquido. Este es el periodo más largo jamás documentado en el que un embrión congelado da como resultado un bebé sano, según los médicos de fertilidad de Beasley.

Tras someterse a tratamiento de fertilización in vitro, Beasley se quedó embarazada de trillizos. Uno lo perdió durante el embarazo, y los gemelos nacieron en 1992. Algunos años después se descubrió que el médico de la clínica había tomado óvulos y embriones de pacientes sin decírselo. Algunos de los embriones fueron enviado
s a una universidad para experimentos, pero los Beasleys lograron recuperar ocho embriones.

En el verano de 1996, hizo un primer intento de implantar alguno de los embriones, pero la mujer estuvo a punto de morir debido a una reacción alérgica a uno de los medicamentos utilizados en el proceso. Años después lo volvió a intentar, dando a luz a una niña.

El artículo comentaba que la historia ilustra algunos de los peligros a los que hace frente la fertilización in vitro: riesgos para la salud de la mujer; probabilidad creciente de un embarazo múltiple; y preguntas sobre qué hacer con los embriones congelados. Preguntas que suelen quedar sin respuesta.

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ZENIT Staff

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