BUENOS AIRES, martes, 29 agosto 2006 (ZENIT.org).- Un nuevo libro, publicado en los Estados Unidos por un rabino, arroja datos históricos significativos sobre la relación del Papa Pío XII con el pueblo judío en plena segunda guerra mundial.
Convocados por la «Fundación Internacional Raoul Wallenberg» y las organizaciones no gubernamentales incluidas en su red «Casa Argentina en Jerusalem,» «Interfe Internacional,» «Instituto Internacional Angelo Roncalli» y el «Instituto Internacional Souza Dantas,» directivos de distintas confesiones se reunieron para analizar este enfoque presentado por David G. Dalin en su libro «El mito del Papa de Hitler: Cómo Pío XII salvó a judíos de los nazis» («The Myth of Hitler’s Pope: how Pius XII rescued Jews from the Nazis»).
El fundador de estos centros interconfesionales, Baruj Tenembaum, hizo un análisis de lo que significa la aparición de un libro que analiza temas tan polémicos y su perspectiva auténticamente judía.
Tenembaum es egresado del Majon Lelimude, Hayahadut, profesor de Biblia y hebreo en distintas casas de estudio y maestro de rabinos, intelectuales, sacerdotes, por lo que su opinión constituye u punto de referencia. Ha sido uno de los pioneros del movimiento interconfesional, por lo que ha sido distinguido y condecorado por el Papa Pablo VI y varios gobiernos.
El autor del libro es David G. Dalin, historiador, profesor en Ave Maria University, ordenado rabino, quien ha dedicado largos años a la investigación del tema.
Para explicar el contexto, Tenembaum recordó que la obra teatral «El Vicario» escrita en 1963 por Ralf Hoch Hunt, sentó las bases de una particular visión de Eugenio Pacelli, quien en 1939 fue elegido Papa con el nombre de Pío XII. Luego, en 1999 el católico John Cornwell publicó «El Papa de Hitler («Hitler’s Pope») y Daniel Goldhagen, en 2002, presentó su libro «A Moral Reckoning», ambos con enfoques críticos sobre el papel desempeñado por el Papa.
Dalin en su obra trata de demostrar que Pío XII salvó muchas vidas judías durante el Holocausto.
Si bien personas como R. P. José Tiso, el líder eslovaco que según fuentes históricas pidió a los alemanes que deportaran a los judíos a Polonia (ocupada por Alemania) y terminando en campos de concentración, era un sacerdote católico, muchos otros sacerdotes, monjas y curas salvaron judíos, especialmente en Polonia, Francia e Italia.
Dalin cita el agradecimiento de Golda Meir, la ministra de Relaciones Exteriores de Israel, a Pío XII, quien envió un cable al Vaticano con motivo de la muerte del Papa, «Lamentamos, hemos perdido un servidor de la paz. La voz del Papa durante el Nazismo fue clara y en defensa de las victimas».
El trágico capítulo de la deportación de los judíos de Roma a Auschwitz en 1943 es analizado y documentado por Dalin, quien aporta un análisis exhaustivo con menciones de fuentes diversas, incluida la princesa italo-católica Enza Aragona Cortes.
El Papa instruyó a su Secretario de Estado, el cardenal Luigi Maglione, quien protestó al embajador alemán ante el Vaticano Ernst von Weizsacker. El cardenal pidió: «traten de salvar a los inocentes que sufren por pertenecer a una raza determinada».
Ante el pedido del cardenal Maglione, el embajador alemán dio órdenes de interrumpir la deportación; y el Papa instruyó abrir el Vaticano para esconder a los judíos de Roma, quienes se ubicaron en conventos y monasterios del Vaticano, según estas fuentes.
Gracias a la labor del Papa, Roma contó con el mayor porcentaje de judíos que sobrevivieron en las ciudades ocupadas por los Nazis.
De los 5.715 judíos de Roma, registrados por Alemania para ser deportados, 4.715 fueron acomodados en 150 instituciones católicos, y de ellos, 477 en santuarios del Vaticano. El embajador británico ante del Vaticano ratifica este hecho.
El Papa tuvo una actitud similar en Hungría a través de su representante, el nuncio apostólico monseñor Angelo Rotta, quien tuvo un papel decisivo a la hora de salvar la vida de 5.000 judíos.
Una lista de hechos históricos mencionados por Dalin, incluye Bulgaria, y en particular la actitud del arzobispo Angelo Roncalli (futuro Juan XXIII), así como de otros personajes católicos que salvaron judíos y aseguraron que lo hicieron por orden del Papa. Documenta hechos curiosos, como el nombramiento de expertos en el Vaticano a judíos despedidos por Benito Mussolini.
Tenembaum aclara que no asume papel alguno en esta discusión, pero «convoca a todos, a buscar y anunciar la verdad. ¡Nada de prejuicios! ¡Sólo la verdad! ¡No aferrarnos a preconceptos, no difundir calumnias! Sigamos el camino de la reconciliación con las mentes abiertas!».
«La reiteración retórica no certifica aciertos ni garantiza verdades, nosotros los judíos deseamos recordar y defender la verdad. Toda la verdad y nada mas que la verdad», concluyó.