Refugee at Greece in the reception center of Vinojug en Gevgelija.

(Foto: ACNUR)

La Iglesia en Madrid espera que la UE y Turquía den marcha atrás en su acuerdo

La Mesa por la Hospitalidad se une a todas las voces que piden proteger los derechos humanos y la dignidad de las personas que huyen del terror y la desesperación

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(ZENIT – Madrid).- La Mesa por la Hospitalidad –una iniciativa del arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro Sierra, para abordar la situación de los migrantes que llaman a las puertas de Europa y dar una respuesta conjunta y coordinada desde la Iglesia madrileña– ha elaborado un díptico con información sobre la crisis de los refugiados. Además, ha hecho pública una nota en la que repasa los pasos dados hasta ahora por la plataforma y lamenta la postura de la Unión Europea. Por su interés, reproducimos el texto íntegro:
Pasos dados
Hace algo más de cinco meses, el arzobispo de Madrid publicaba una extensa carta pastoral Fui forastero y me acogisteis (Mt 25,35): Compartir para multiplicar. Poco después, dispuso la constitución de una Mesa por la Hospitalidad con representación de diversas instituciones: Delegación Diocesana de Migraciones, Cáritas Madrid, Comisión Justicia y Paz, Confer Madrid, SJM de la Compañía de Jesús y Comunidad de San Egidio. Se llevó a cabo una vigilia de oración en el Seminario de Madrid y se inició el trabajo de recogida y clasificación de las generosas ofertas de comunidades cristianas y particulares. Sin embargo, las personas que esperábamos… no acababan de llegar. Lo dificultaban la exasperante burocracia de la UE, el miedo tras los atentados de Paris, la inestabilidad política y la retirada de atención de los medios de comunicación. Con tal motivo, la Mesa publicó una nota en la que se pedían algunas medidas como la activación de la Directiva europea de protección temporal o impedir la irregularidad sobrevenida por razones económicas de los trabajadores inmigrantes. Igualmente, se apostaba por apoyar a los refugiados de hecho en España o en tránsito hacia otros países, y se reclamaba la máxima atención para no bajar la guardia en la integración social y eclesial de los inmigrantes económicos residentes en España. Preocupaba y preocupa la cohesión social de la comunidad.
Durante este tiempo, hemos ido elaborando una base de datos con las disponibilidades de voluntariado y los recursos que generosamente se han ofrecido sobre todo a través de Cáritas de cada vicaría. Ello ha permitido atender varias situaciones, que se suman a la atención que viene brindando Cáritas Madrid a los refugiados de hecho que se encuentran entre nosotros o en tránsito hacia otros países de la UE. Además, somos periódicamente convocados en la Oficina de Asilo y Refugio de la Comunidad de Madrid para coordinar esfuerzos. Se nos ha informado de que existen recursos económicos y dispositivos suficientes para la acogida adecuada de bastantes refugiados más de los que hasta ahora han sido recibidos (una cifra realmente insignificante). La primera respuesta se articula a través de tres entidades con experiencia en este tema como Cruz Roja, CEAR y ACCEM. Por nuestra parte, afirmamos la responsabilidad de las administraciones públicas en la tutela de los derechos de los refugiados y el papel subsidiario que corresponde a la Iglesia, siempre dispuesta a colaborar. En este momento, nos preocupa la cerrazón de Europa, aparentemente dispuesta a renegar de sus valores esenciales. Esperamos de nuestro Gobierno en funciones que esté a la altura moral que las circunstancias reclaman sin propiciar atajos ajenos a la ética y al Derecho internacional.
Inédita unanimidad de la prensa ante el preacuerdo con Turquía
«Un acuerdo vergonzante para Europa» es el título del editorial de La Razón(09.03.2016): «A partir de ahora, la UE podrá realizar devoluciones masivas a suelo turco de todo inmigrante, sea sirio o no, que alcance las costas griegas. […] Europa se ha saltado a la torera su propio compromiso con los Derechos Humanos y […] se ha traicionado a sí misma». Por su parte, El Mundo, en la misma fecha, titula «Un acuerdo de dudosa legalidad para un problema de difícil solución»: «Cabe albergar serias dudas sobre si Turquía es el país que mejor puede garantizar la seguridad y las condiciones de vida de todos ellos. […] Las diferencias de criterio están amenazando el respeto a los derechos humanos, seña de identidad del proyecto común europeo» Por su parte, ABCen su editorial: «Lo que ya no es tan evidente es que para tan honorable objetivo se haya decidido aceptar una fórmula que trata a los refugiados como mercancías, o peor, como engranajes de un mecanismo de intercambio entre expulsiones y admisiones, cuya legalidad está en el alero. […] La ley internacional obliga a los países civilizados a acoger a los que huyen de un conflicto. Los países europeos tienen medios para hacerse cargo de un número razonable de estas personas que no quieren sino salvar sus vidas». En términos casi idénticos se expresaban El País y otros diarios impresos y digitales.
La petición de los obispos españoles de la Comisión de Migraciones (8 de marzo de 2016)
«Situaciones como las que se están viviendo, que muchos califican de verdadera catástrofe humanitaria, reclaman respuestas urgentes, eficaces y generosas. Europa, a cuyas puertas llaman angustiadas estas personas pidiendo refugio, ha de implicarse con mayor empeño en buscar soluciones globales. Han de comprometerse manera efectiva en primer lugar los gobiernos, pero también los ciudadanos. […] Hay que ponerse dentro de la piel del otro para entender qué esperanzas y deseos les mueven a dejar su tierra, su familia, los lugares conocidos; de qué situaciones busca escapar. Clama al cielo constatar, junto a las abismales desigualdades de renta media per cápita y de esperanza media de vida, la violencia y las persecuciones desatadas por fanatismos inhumanos o por otras razones políticas. Nos unimos, una vez más, al clamor de tantas organizaciones y comunidades cristianas, a hombres y mujeres de buena voluntad, que se sienten interpelados por esta dramática realidad que nos llega al corazón. No queremos quedar en el silencio para no ser cómplices de la indiferencia y de la llamada política del descarte que denuncia el Papa Francisco. […] Desearíamos para toda Europa proyectos como los que alabó el Santo Padre en el ángelus del pasado 5 de marzo: “Como signo concreto de compromiso por la paz y la vida quisiera citar y expresar admiración por la iniciativa de los pasillos humanitarios para los refugiados, iniciada recientemente en Italia. Este proyecto piloto, que une la solidaridad y la seguridad, consiente ayudar a personas que huyen de la guerra y de la violencia, como los cien de refugiados ya trasladados en Italia, entre los cuales niños enfermos, personas discapacitadas, viudas de guerra con hijos y ancianos. Me alegro también porque esta iniciativa es ecuménica, siendo sostenida por la Comunidad de San Egidio, Federaciones de las Iglesias Evangélicas Italianas, Iglesias Valdenses y Metodistas”».
Queja de las entidades de acción social de la Iglesia Católica (Cáritas, CONFER, el Sector Social de la Compañía de Jesús y Justicia y Paz) que expresan «consternación y el más absoluto rechazo» al preacuerdo entre la UE y Turquía para devolver a los refugiados «por tratarse de un acuerdo inédito, que supone un giro radical en la política migratoria y un serio retroceso en materia de derechos humanos. […] La imagen de una Europa de los mercaderes vuelve a emerger como escandaloso colofón a la larga serie de acciones caóticas, confusas y represivas que en los últimos meses vienen adoptándose contra los refugiados en la Frontera Este. El acuerdo adoptado con Turquía viola los convenios internacionales y europeos ratificados por los Estados miembros que prohíben expresamente la devolución de personas que son objeto de persecución o víctimas de guerra. Es, por tanto, inaplicable. Además, supondrá un incremento mayor si cabe del inmenso saldo de sufrimiento, dolor y muerte por parte de quienes siguen arriesgando cada día sus vidas mientras buscan bienestar, seguridad y protección a las puertas de Europa».
La Mesa por la Hospitalidad se une a todas las voces que piden a la UE defender la Convención de Ginebra y se atengan a los valores proclamados en sus constituciones para proteger los derechos humanos y la dignidad de estas personas que huyen del terror y la desesperación. Invitamos a la comunidad cristiana y a toda la sociedad a expresar su rechazo inequívoco a este acuerdo, que condena a todos esos seres humanos –mujeres y niños en su mayoría– a ver cercenados sus anhelos de vida y de libertad.
Como el Papa Francisco señaló en su discurso ante el Parlamento Europeo, «Europa será capaz de hacer frente a las problemáticas asociadas a la inmigración […] si es capaz de adoptar políticas correctas, valientes y concretas que ayuden a los países de origen en su desarrollo sociopolítico y a la superación de sus conflictos internos –causa principal de este fenómeno–, en lugar de políticas de interés, que aumentan y alimentan estos conflictos. Es necesario actuar sobre las causas y no solamente sobre los efectos».
Esperemos que los gobiernos de los estados de la UE den marcha atrás y primen los valores que dan sentido a Europa y no abdiquen de las tres fuentes de las que bebe culturalmente: la razón griega, el respeto a la legalidad romana y la compasión y el humanitarismo trascendente de su raíz cristiana.

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ZENIT Staff

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