CIUDAD DEL VATICANO, 25 diciembre 2002 (ZENIT.org).- El Dios hecho Niño invita a superar el ambiente de sospecha que provoca el terrorismo, así como a alcanzar la paz en Tierra Santa y a superar el conflicto que «puede ser evitado» en Oriente Medio, aseguró Juan Pablo II en su mensaje de felicitación por la Navidad.
«Desde la gruta de Belén se eleva hoy una llamada apremiante para que el mundo no caiga en la indiferencia, la sospecha y la desconfianza, aunque el trágico fenómeno del terrorismo acreciente incertidumbres y temores», aclaró el Papa.
Antes de impartir la bendición «Urbi et orbi» («a la ciudad y al mundo») desde el atrio de la Basílica de San Pedro, el Santo Padre recordó que «los creyentes de todas las religiones, junto con los hombres de buena voluntad, abandonando cualquier forma de intolerancia y discriminación, están llamados a construir la paz».
«Ante todo –dijo– en Tierra Santa, para detener finalmente la inútil espiral de ciega violencia, y en Oriente Medio, para apagar los siniestros destellos de un conflicto, que puede ser evitado con el esfuerzo de todos».
El pontífice no lo mencionó explícitamente, pero se refería a la posible operación militar contra Irak promovida por Estados Unidos que ha sido abiertamente criticada por el secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, el arzobispo Jean-Louis Tauran en una reciente entrevista (Cf. Zenit, 23 de diciembre de 2002), así como por otros representantes de la Santa Sede.
«La humanidad puede ganar la batalla de la paz», decía por su parte en un artículo de portada de la edición italiana de Navidad el diario vaticano «L’ Osservatore Romano».
El mensaje navideño del pontífice se extendió también a «África, donde carestías devastadoras y luchas intestinas agravan las condiciones, ya precarias, de pueblos enteros, si bien no faltan indicios de optimismo».
Por último, al mencionar las áreas del mundo particularmente probadas por el sufrimiento, mencionó Latinoamérica y Asia «donde crisis políticas, económicas y sociales inquietan a numerosas familias y naciones».
«¡Que la humanidad acoja el mensaje de paz de la Navidad!», clamó el pontífice en su mensaje que fue transmitido en directo por canales de televisión de unos cincuenta países.
Escuchaban al Papa más de 20.000 peregrinos presentes en la plaza de San Pedro del Vaticano que se vieron obligados a sacar el paraguas a causa de la lluvia.
El mensaje de felicitación navideño pronunciado en 62 idiomas pudo ser escuchado en directo gracias a la transmisión de canales de televisión de cincuenta países de todos los continentes.
Los peregrinos españoles y latinoamericanos, muy numerosos, interrumpieron con sus gritos de entusiasmo al Papa cuando estaba a punto de acabar su breve felicitación en los diferentes idiomas. Bromeando, el Santo Padre les pidió que le dejaran acabar, pues le faltaba todavía hablar en latín.