Adviento, tiempo de alegría a pesar de todo en el «Baby Hospital» de Belén

«Treinta y cuatro mil veces esperanza»

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BELÉN, domingo, 15 diciembre 2007 (ZENIT.org).- «Hemos visto mucho dolor y tristeza pero, una vez más, decimos «¡gracias!», comunican las religiosas de origen italiano que dirigen el «Baby Caritas Hospital», de Belén, en su mensaje natalicio a amigos, voluntarios y benefactores. En 2006, 34.000 niños han sido atendidos en el hospital y la cifra aumenta, dado que el índice de natalidad en Palestina es muy alto.

«Tiempo de Adviento, tiempo de espera del señor, tiempo de alegría y de gratitud, ¡aquí en Belén! ¡A pesar de todo!», afirman las terciarias franciscanas isabelinas de este hospital que se mantiene gracias a la caridad cristiana de donantes y voluntarios de todo el mundo.

«Estamos cada vez más aprisionados por el muro y por una situación caótica y crítica: para muchos betlemitas es incluso difícil acordarse de que se acerca Navidad, cogidos por la preocupación de sobrevivir…», comunica la comunidad del Baby Hospital.

Las religiosas explican cómo la cercanía diaria a los niños acogidos en el hospital, los más enfermos y pobres del entorno, en su mayoría musulmanes, les regala cada día a «sonrisa de Dios». «Porque -añaden– sobre esta nuestra ciudad sufriente siguen volcándose como un río, el amor y la solidaridad».

Haciendo balance de 2007, explican que también este año «una multitud de peregrinos visitó el Baby Hospital… haciéndonos sentir su exquisita y concreta cercanía y simpatía».

Una experiencia que, califican de «gran humanidad y emoción: tocamos con la mano la generosidad de muchas personas humildes y sencillas que, por los niños de Belén, casi se quitarían el pan de la boca, tanta es su fe… y entregan su donativo, casi furtivamente, evangélicamente, sin que la derecha separa lo que hace la izquierda…».

Las religiosas afirman que esta experiencia conmovedora, para ellas y los peregrinos, la comprenden plenamente: «El misterio que, cada día, celebramos aquí en Belén nos revela el por qué de tanta emoción: un Niño nos ha nacido aquí en Belén, un Niño que toma sobre sí nuestra humanidad y nuestro dolor, y que hoy se revela en los más pobres y dolientes».

Entre los donantes del hospital, las religiosas hacen hincapié en aquellos ancianos que «se privan de una parte de pensión, quizá modesta», los «amigos de la Edad de oro», y también los niños «que renuncian a los regalos de sus fiestas, por amor a sus pequeños amigos»

Entre estos benefactores, citan, entre otros muchos, a Andrea, que a los 18 años parte desde Alemania en bicicleta, con destino Belén, y lleva a los niños el signo concreto de la solidaridad de muchos amigos, «enriquecido con el contacto de pueblos y culturas diversas». Y tantos otros imaginativos donantes o voluntarios que participan en maratones en favor de los niños enfermos de Belén, o hacen teatro para divertirlos y hacerles olvidar por un rato su dolor.

Entre ellos, también citan a dos voluntarios de Lombardía, Italia, –Roberto y Aristide–, que «recogen latas de la basura y, de modo muy profesional, las transforman en solidaridad».

Todo ello ha permitido que, en 2006, el número de niños atendidos en el Baby Hospital fuera de 34.000. De ellos, 4.100 estuvieron hospitalizados y 29.900 recibieron tratamiento ambulatorio.

Estas cifras, explica la gestión del Hospital, significan mucho: «Hablan de una población muy joven, de situaciones socioeconómicas precarias, de condiciones higiénicos-sanitarias críticas, del malestar causado por huelgas prolongadas en el hospital dependiente del Gobierno: ¡meses de huelga de los empleados que llevan meses sin cobrar!».

«En Belén, y en las aldeas que la circundan –añaden las religiosas–, la vida es difícil y dura. Grava sobre la población la falta de libertad, que les obliga a vivir encerrados dentro del ‘muro de separación’; las tensiones no faltan, pero los niños dan alegría, sonrisas, vitalidad y futuro a esta población oprimida. Y vienen al mundo con gusto, los niños, bendición infinita para tantas madres jóvenes y bellísimas, que creen en la vida y en la Providencia, de manera ciega y absoluta».

La tasa de natalidad llega al 3,1% en la zona de Belén. En Gaza, siempre bajo asedio, la natalidad es aún superior, el 3,7%.

«La capacidad de sufrimiento, de tolerancia, de paciente espera, parece ser la baza ganadora de esta población», concluyen las terciarias fraciscanas elisabetinas.

Para saber más sobre el Baby Hospital: http://www.kinderhilfe-bethlehem.ch/en

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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