BELÉN, jueves, 24 agosto 2006 (ZENIT.org).- Samir Qumsieh, director y propietario de la única televisión privada cristiana en Palestina, sufre cada vez peores amenazas.
La agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras AsiaNews.it se hizo altavoz, el martes, de la situación que está viviendo este profesional greco ortodoxo, fundador en 1996 de la emisora Al-Mahed («La Natividad») con sede en Belén.
Las emisiones de tal canal privado no sólo se convirtieron en la voz del cristianismo desde Oriente Medio, sino en punto de encuentro para cristianos, judíos y musulmanes.
Qumsieh ya convive con amenazas constantes contra su vida, así como con la perspectiva de tener que cerrar su televisión, según él mismo reconoció a la agencia del PIME.
Hace pocos días tuvo que dirigirse al gobernador de Belén, Salah Al-Ta’mari, pidiéndole la investigación del suceso que había sufrido pasada la medianoche del 17 de agosto, cuando unos desconocidos lanzaron cócteles molotov al jardín de su casa.
«De milagro se evitó la catástrofe –recuerda Qumsieh-: una de las botellas cayó en el césped mojado, ocasionando daños leves, y la otra no llegó a estallar».
Igualmente denuncia que tiempo atrás con frecuencia han circulado panfletos difamatorios e intimidatorios en su contra.
«A pesar de mis numerosas peticiones para que se descubra a los culpables de estos gestos, las fuerzas de seguridad jamás han actuado», lamenta Qumsieh.
En la carta que ha enviado al gobernador –con copia a los responsables de la seguridad local y a los líderes cristianos-, el periodista considera las amenazas como «un grave y peligroso fenómeno que hay que tomar en seria consideración».
Los obstáculos que enfrenta el director de Al-Mahed también se extienden al terreno económico: la emisora podría tener que cerrar por falta de ingresos, y Qumsieh comenta que grupos evangélicos presentes en Tierra Santa y hasta Hamas parecen tener intención de comprarla.
De esta difícil situación financiera, repercusión de la crisis económica de la región, ya habló hace menos de dos años el periodista, que realiza su labor con vocación evangelizadora (Zenit, 27 octubre 2004).
