Arzobispo de Rabat: «Un cristiano puede ser feliz en el mundo musulmán»

Monseñor Vincent Landel pide a los europeos identidad propia y acogimiento

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BARCELONA, domingo, 23 enero 2005 (ZENIT.orgVeritas).- «Es posible vivir feliz en el mundo musulmán». Así lo asegura, en la siguiente entrevista concedida a Veritas, monseñor Vincent Landel, arzobispo de Rabat, que dedica intensos esfuerzos a ayudar a los treinta mil cristianos de su diócesis a vivir en comunión con los musulmanes, los únicos que pueden acceder a la nacionalidad marroquí.

–¿Es posible la comunión entre cristianos y musulmanes?

–Monseñor Vincent Landel: Sí. Podemos compartir nuestra humanidad, si no nuestra fe. Nosotros no hablamos tanto de diálogo interreligioso como de encuentro, porque antes de dialogar hay que encontrarse, vivir una convivencia que va hasta la amistad y la fraternidad,… y después podemos hablar de nuestra fe. La Iglesia debe ayudar a crear esta convivencia y amistad, para que algún día se pueda abrir otro camino.

En Europa se habla mucho de los musulmanes, pero ¿quién sabe lo que son y en lo que creen? En Francia e Italia, por ejemplo, existe mucho miedo a lo musulmán. Hay que cambiar el pensamiento. No todos los islamistas son radicales, sino que la mayoría son moderados.

No existe un choque de religión, sino de incomprensión, un choque político y mediático. Si secuestran a un obispo católico en Irak, todo el mundo habla. Pero se mezcla política y religión. También en América, por ejemplo, cuando George Bush habló de iniciar la guerra en nombre de Dios. A veces, lo que se dice contra los musulmanes, lo hacen también los cristianos y no se puede generalizar.

También es muy importante conocer en la propia fe para conocer la del otro. Los cristianos tenemos la responsabilidad de profundizar en nuestra identidad y acoger a los musulmanes. Los musulmanes son en su mayoría creyentes, pero en Europa, muchos no saben dónde está su fe.

–Háblenos de algunas iniciativas que existan en su diócesis para impulsar esta comunión.

–Monseñor Vincent Landel: En Marruecos tenemos un proyecto educativo conjunto de católicos y musulmanes, de quince escuelas con doce mil alumnos musulmanes en las que se enseña el Corán y cuyo máximo responsable soy yo, un obispo católico. Allí se vive la comunión sin problemas.

También tenemos centros culturales, llevados por sacerdotes o religiosos, que son utilizados por musulmanes. De esta manera, la Iglesia ayuda a los musulmanes; estamos abiertos al mundo musulmán, que nos acoge, ya que todos los católicos somos extranjeros.

Por otra parte, muchos cristianos cooperan, estudian o trabajan con asociaciones, empresas, etcétera regidas por musulmanes. Se trata de experiencias muy positivas que permiten conocer a los musulmanes en la vida y constatar que es posible vivir feliz en el mundo musulmán.

Lo que vivimos como Iglesia cristiana en Marruecos no es un modelo o un ejemplo, pero se parece la Iglesia en Europa, porque se puede comparar lo islámico con el mundo laico, en el que la Iglesia debe tener una presencia gratuita, mostrando un camino de verdad, para ayudar al pueblo a descubrir a Dios y la importancia de la religión en su vida

–¿Cómo es la Iglesia de Rabat?

–Monseñor Vincent Landel: Somos treinta mil cristianos, entre ellos cuarenta sacerdotes y 150 religiosos, todos extranjeros, ya que un marroquí no puede ser cristiano, porque el Islam es la religión del Estado. Pero tenemos las iglesias abiertas y podemos reunirnos sin problemas, a condición de no hacer proselitismo. Podemos vivir felices y libremente nuestra fe.

Nuestra Iglesia es un poco más católica porque está formada por personas de ochenta nacionalidades diferentes. Antes de la independencia, había muchos más católicos, la mayoría franceses, italianos y españoles. Ahora hay muchos africanos, americanos y asiáticos, lo cual supone un desafío: la comunión entre los cristianos, que no resulta tan fácil, viniendo de lugares tan diferentes.

La otra característica de nuestra comunidad cristiana es que está siempre en movimiento. Cada año, cambia en un 20% porque muchos cristianos –estudiantes, trabajadores,…- viven en Rabat sólo por un tiempo. Adquiere mucha importancia, entonces, la pastoral de la acogida de los cristianos, para ayudarles a vivir su fe y a comprender lo que es el mundo islámico, que hay que conocer para convivir con él.

–¿Qué discriminaciones se producen?

–Monseñor Vincent Landel: Existen discriminaciones de distintos tipos. En Marruecos, por ejemplo, a algunas personas les cuesta aceptar la igualdad de los africanos, mientras pueden tratar de igual a igual a los inmigrantes españoles, que se encuentran en minoría.

En cambio, los marroquíes que emigran a España viven otra situación social. Tienen un mayor sentido de pertenencia a la familia y la comunidad cultural y corren el riesgo de encerrarse. Europa debe evitar que los musulmanes formen «ghettos» que después no puedan comprender.

–¿Cree que se debe impulsar la enseñanza de la religión musulmana en las escuelas españolas?

–Monseñor Vincent Landel: ¿En qué están pensando los políticos que no quieren la religión católica en las escuelas, pero van a aceptar la musulmana? Existe una disfunción. Yo creo que debe enseñarse la religión, pero no la política dentro de la religión, lo cual a veces resulta difícil.

Otra cuestión en la que se mezclan política y religión es la de las mezquitas, ya que se permite la construcción de cuatro o cinco mezquitas en una ciudad, una para cada nacionalidad. ¿Cómo podemos aceptar que extranjeros impongan su política en nuestro país?

Volviendo al tema de la educación, hay que aprender a conocer a los otros: que los cristianos aprendan un poco lo que es el Islam y, en otros lugares, los niños deberán aprender lo que es la fe cristiana, aunque sea su historia y su cultura.

Hay jóvenes que no saben nada sobre la religión y eso requiere educación, una educación laica en el verdadero sentido, no excluyendo la religión, sino aceptando y conociendo otras religiones, porque la laicidad es el respeto de la fe del otro, no la negación.

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ZENIT Staff

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