ROMA, lunes 12 de julio de 2010 (ZENIT.org).- Renovar formas y lenguajes para anunciar el Evangelio a los hombres de hoy, es la consigna lanzada por el Papa Benedicto XVI a los padres Rogacionistas del Corazón de Jesús, reunidos desde el pasado 5 de julio en el Centro de espiritualidad Rogate di Morlupo, en las cercanías de Roma, para su XI Capítulo general.
El Capítulo de este año, que reúne a 53 hermanos rogacionistas, llegados desde Europa, Asia, África y America, tiene por tema “La Regla de vida, expresión de la consagración, garantía de la identidad carismática, apoyo de la comunión fraterna, proyecto de misión”.
El objetivo es el de actualizar la Normativa de la Congregación para adecuarla a los tiempos actuales, especialmente tras la promulgación del nuevo Código de Derecho Canónico.
“El gran desafío de la inculturación – les escribe el Papa – os pide hoy anunciar la Buena Noticia con lenguajes y formas comprensibles a los hombres de nuestro tiempo, implicados en procesos sociales y culturales en rápida transformación”.
“Muchos esperan aún para conocer a Jesús, el único Redentor del hombre, y no pocas situaciones de injusticia y de malestar moral y material interpelan a los creyentes”, subraya el Pontífice.
“Una misión tan urgente requiere una incesante conversión personal y comunitaria. Sólo corazones totalmente abiertos a la acción de la Gracia están capacitados para interpretar los signos de los tiempos y captar los llamamientos de la humanidad necesitada de esperanza y de paz”, añade.
Benedicto XVI invita a la Familia rogacionista a “conservar fielmente el patrimonio espiritual transmitido por vuestro fundador, san Aníbal María De Francia”, que “amó con intensidad a Cristo, y se inspiró siempre en Él”.
Les exhorta por tanto a “seguir su ejemplo y proseguid con alegría su misión, válida también hoy, aunque hayan cambiado las condiciones sociales en que vivimos”.
“Dad vuestra experiencia a cuantos tienen ‘sed’ de esperanza, cultivad una auténtica pasión educativa sobre todo por los jóvenes, empeñaos con una generosa actividad pastoral entre la gente, especialmente a favor de cuantos sufren en el cuerpo y en el espíritu”.
El Papa concluye su mensaje augurando que “resplandezca en los diversos campos de vuestro servicio eclesial la adhesión fiel a Cristo y a su Evangelio”.
