'Benedicto y Francisco: dos papas con enfoques complementarios'

El vaticanista Salvatore Izzo analiza los últimos once meses de la Iglesia, de la renuncia de Benedicto XVI a los nuevos desafí­os de papa Francisco (Segunda Parte)

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Lea la primera parte de la entrevista

¿Cuáles son los elementos de discontinuidad y cuáles de continuidad entre el pontificado de Benedicto XVI y el de Francisco?

–Salvatore Izzo: Comenzando por los rasgos en común, el primero es el de la humanidad, que hizo capaz a Benedicto XVI renunciar al pontificado y a Francisco de quererlo junto a él como un padre anciano que le aconseja. El segundo es el del amor por los más débiles y los pobres, que llevó a Ratzinger dos veces a África y que Bergoglio testimonia en cada encuentro con personas desfavorecidas. Pero en común tienen también la pasión evangelizadora, la defensa de la fe y el compromiso por la unidad de la Iglesia: elementos que emergen con total claridad en la encíclica «Lumen fidei», escrita, como dijo Francisco, a 4 manos, y que son también el corazón de la extraordinaria Exhortación Apostólica «Evangelii gaudium». 

Les diferencian ciertamente el carácter y el estilo, pero también – es necesario decirlo – diversa estrategia pastoral. Benedicto es un gran teólogo – yo le venero en mi corazón como un ‘Doctor de la Iglesia’ – comprometido en la propuesta de una formulación de la fe adecuada, en su racionalidad, a las preguntas del hombre de hoy, de una cultura en la que vivimos, que no está exenta de contradicciones porque conviven la negación de los valores que son esenciales, y también, gracias a Dios presente en muchos, una profunda aspiración al bien y a la justicia. Benedicto nos ha hecho capaces de un diálogo honesto con la ciencia moderna, que está tan avanzada.

El papa Francisco es un pastor de almas que se preocupa antes que nada de las ovejas perdidas. Y que desde la periferia ha experimentado las carencias de la Curia romana, revelada en algunas situaciones más un impedimento para el pontificado que lo ha precedido  que un instrumento útil para su servicio a la Iglesia y a la humanidad. En mi opinión, son actitudes complementarias, no contradictorias. Hay discursos de Benedicto (como el de Friburgo sobre la eficacia de la Iglesia) que parecen escritos por Francisco. Y homilías del nuevo papa que se refieren explícitamente al predecesor, como la de los Reyes Magos del día de la Epifanía.

¿En qué sentido la Curia Romana ha constituido un impedimento para Benedicto XVI?

Salvatore Izzo: Para explicarme, cuando digo que la Curia ha mostrado ser un peso insoportable para el pontificado de Benedicto cito dos ejemplos: el fracaso, a causa de la rigidez de la Congregación para la Doctrina de la Fe, del generoso intento de traer de nuevo a los lefebvrianos en plena comunión, cuyo resultado creo habría sido una circulación de la Gracia capaz de poner de nuevo a todos en la justa dirección. Y la cuestión del Ior: mientras el Papa y Gotti Tedeschi empujaban hacia la transparencia, otros realizaban enormes irregularidades.

¿Qué opina de las acusaciones hechas a Francisco sobre apoyar tesis marxistas en el campo de la economía y en temas éticos, de ser favorable y aceptar incluso el matrimonio entre homosexuales?

Salvatore Izzo: El papa Francisco nos pide comprender y amar, antes que juzgar, a cuantos viven situaciones no conformes con la doctrina, que permanece siempre igual, incluso si no se repite cada minuto cuando ya es bien conocida. Temo que detrás de los ataques al Pontífice hay un gran engaño del maligno que hace caer a algunos en la tentación intelectual en la que se cae cuando uno se quiere distinguir a toda costa: un complejo de superioridad. Y otros realizan el rol poco cristiano de las viudas inconsolables de papa Benedicto (el cual es sin embargo el primer partidario de Francisco). Aquí está en juego la fe: o creemos en el Espíritu Santo que ilumina la Iglesia en su camino y preside en la elección del Papa, o ¿de qué estamos hablando?

¿Cómo valora esta colaboración con Rusia en una perspectiva de proyectos de paz en Siria y Oriente Medios, y sobre temas de defensa de la vida, de la familia y de la identidad cristiana en Europa y en el mundo?

–Salvatore Izzo: Me parece que sobre el frente diplomático, que es el de un generoso y cualificado servicio a la paz, la Iglesia de papa Francisco se haya movido en estos meses con gran eficacia. La jornada de oración por Siria y los llamamientos, en particular la carta al presidente del G20, Putin, han evitado en esa situación dramática el riesgo de una extensión peligrosa del conflicto.

La atención del Papa a los ortodoxos (sobre la misma línea que Ratzinger y Wojtyla) podrá revelarse un factor determinante en el diálogo con Moscú, entendido en su altísimo valor espiritual pero también político. Sobre temas de la defensa de la vida, de la familia y de la identidad cristiana en Europa y en el mundo, no dudo que Francisco se expresará con la misma energía si las circunstancias que atravesemos lo exigen.

¿Qué se espera que suceda en el viaje que el Papa realizará a Tierra Santa en mayo?

Salvatore Izzo: Me espero mucho del abrazo con Bartolomeo, que renovará el de hace 50 años entre Pablo VI y Atenágoras, cuya consecuencia fue la cancelación recíproca de las excomuniones. Creo que después de tal encuentro será posible traducir en la realidad la afirmada voluntad de rever las formas de papado, para que se pueda volver a la unidad invocada por Jesús. Una disponibilidad, anunciada por Wojtyla en la «Ut unum sint» y confirmada por Bergoglio en la «Evangelii gaudium» que no se dejará caer.

En cuanto a la relación con el judaísmo, Francisco ha experimentado en Buenos Aires los frutos extraordinarios del diálogo abierto por el Concilio con los que justamente Wojtyla definió como nuestros hermanos mayores.</p>

En su opinión, ¿cuáles son las cualidades más innovadoras y originales del papa Francisco? ¿Cuál es el secreto de la popularidad y de la empatía que suscita en las personas?

–Salvatore Izzo: Creo que Francisco sea un hombre de paz con sí mismo y por tanto con todos. Y su secreto – humanamente – es la sinceridad con la que actúa y deja ver esta paz. Pero hay también otro factor que a mi parecer le ayuda mucho: el Señor lo lleva de la mano y le sugiere palabras y gestos llevándolas directamente al corazón. De otra forma no se explicaría la extraordinaria capacidad que tiene de anunciar el Evangelio con las palabras y los gestos adecuados en cada encuentro y cada momento. También la palabra que dice a cada uno – y lo hemos experimentado muchos – es siempre concreta y precisa, a menudo iluminante.

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Federico Cenci

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