(ZENIT – Roma).- El rol del papa Francisco, de la diplomacia de la Santa Sede y de la Conferencia Episcopal han sido fundamentales para lograr el acuerdo de paz en Colombia, aunque quedan puntos por definir y desconfianzas en quienes sufrieron la violencia. Lo indicó a ZENIT en una conversación el periodista colombiano Néstor Pongutá, tras la firma del tratado entre el Gobierno y los jefes de la guerrilla de las Fuerzas armadas revolucionarias de Colombia (FARC).
Sobre el acuerdo, el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Luis Augusto Castro, arzobispo de Tunja, señaló que “dicho acto debe ser un signo para aplicar de forma contundente y no un símbolo para firmar”. Y un signo claro de “que se van a entregar y destruir las armas públicamente”. Otras fuentes consultadas por ZENIT indicaron que entre los puntos por resolver están los más de 10.000 millones de dólares que las FARC tendrían en cuentas y que no serían usados para indemnizar a las víctimas.
Un año después, cuando ya había iniciado la negociación entre Cuba y Estados Unidos, el presidente Juan Manuel Santos estuvo en el Vaticano y “pidió nuevamente mediación» y el Santo Padre asintió. Y «se puso en movimiento la sección segunda de la Secretaría de Estado junto a la Conferencia Episcopal colombiana”, indicó el periodista.
En la visita a Cuba, el Papa no quiso estar en la firma de la primera parte del acuerdo, explica Pongutá, “pero en la Plaza de la Revolución dijo ‘Colombia no puede permitirse otro fracaso’. Eso lo vieron también por televisión los guerrilleros en el monte, y ellos que son ateos creen en la figura de Francisco, como el hombre vestido de blanco”.
Entretanto, reconoce Pongutá, hay muchas heridas aún abiertas, por ejemplo hay párrocos y obispos que fueron secuestrados por la guerrilla, como el obispo de Cartagena Jorge Giménez, o que vivieron la extorsión y todo tipo de engaños por parte de las FARC en sus diócesis y parroquias, y como podemos entender, ellos no les creen.