La Conferencia de los Obispos Católicos de Filipinas (CBCP) difundió una nota el jueves transmitiendo las palabras de cercanía del Papa.
El organismo apunta que la cifra de víctimas por este azote de la semana anterior estaba en torno a los dos centenares, si bien los equipos de rescate van descubriendo más cuerpos en zonas distantes donde el desastre natural ocasionó riadas y deslizamientos de tierras. Los vientos llegaron a superar los 180 kilómetros por hora.
Una carta –fechada el 3 de octubre- del secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, remitida al cardenal Gaudencio Rosales –arzobispo de Manila-, hizo llegar el consuelo y oración del Santo Padre a los afectados, así como su Bendición Apostólica.
«Habiendo conocido con profunda tristeza el grave daño provocado por el tifón Xangsane/Milenyo en Filipinas, el Santo Padre ofrece fervientes oraciones por los fallecidos, por aquellos que aún permanecen desaparecidos y por cuantos han perdido sus hogares», se lee en la misiva.
El Papa –expresa el cardenal Bertone- confía en que los esfuerzos de ayuda «sean rápidos y generosos» en sus respuesta, y que la normalidad se restablezca pronto.
La zona filipina de Luzón también fue golpeada por «Milenyo»: 43 millones de personas estuvieron sin energía eléctrica entre tres y cinco días.
Se estima que la tormenta es la peor que ha golpeado Manila en una década. Ha desplazado a 1,33 millones de personas, cientos de casas están arrasadas, así como miles de hectáreas cultivables en Bicol y Tagalog Meridional.
Y para los supervivientes la agonía no ha terminado, alerta la CBCP: muchos de ellos no tienen alimentos ni vestidos, y algunos ni cuentan con centros de evacuación.
El secretariado nacional de Acción Social – Justicia y Paz (NASSA) de la CBCP ya ha lanzado un llamamiento a todo el país solicitando el apoyo conjunto en las tareas de ayuda a las víctimas y de rehabilitación tras el paso del tifón.
