El apostolado con los inmigrantes y sus actuales desafíos

Próximo congreso sobre migraciones y globalización en la Santa Sede

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CIUDAD DEL VATICANO, martes 3 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- La Iglesia debe actualizar las dinámicas pastorales para los inmigrantes y enmarcarla en el fenómeno de la globalización. Así lo dijo esta mañana el presidente del Pontificio Consejo para los inmigrantes e itinerantes monseñor Antonio María Vegliò.

Durante una rueda de prensa que se realizó hoy en la Santa Sede, el prelado presentó el VI congreso mundial de la pastoral para los inmigrantes y refugiados que se celebrará del 9 al 12 de noviembre en el Vaticano con el título “Una respuesta pastoral al fenómeno migratorio en la era de la globalización”.

Se pretende evaluar la instrucción Erga migrantes caritas christi, publicada en mayo de 2004, que habla de temas como el fenómeno migratorio en nuestros días, la pastoral de acogida, las migraciones en tiempos de los primeros cristianos y el compromiso de todos los agentes pastorales en la acogida, así como el apostolado con aquellos que, por diversas razones abandonan su lugar de origen.

Globalización integral

Monseñor Vegliò se refirió a las ventajas que ha traído el fenómeno de la globalización en los últimos cinco años: “se han debilitado flagelos que, junto con la guerra representaban una pesadilla para las generaciones pasadas. Se ha elevado la esperanza de vida, de manera inimaginable con respecto al pasado”.

Y mostró cómo el mundo resulta cada vez más pequeño: “se han hecho más fáciles y seguros los viajes y los transportes. Las comunicaciones han crecido y se han aumentado las relaciones comerciales”.

Destacó Monseñor Vegliò el hecho de que en el presente “las personas son más instruidas, más protegidas y más asistidas”, pero advirtió que no por ello son más felices: “a menudo son víctimas de la soledad, de la incomunicación, de la insatisfacción, de la depresión y de la angustia”.

«Son todavía prisioneros de la pesadilla de la guerra, de sus diversas formas, del hambre, del estancamiento económico, de varias amenazas a la salud y a la libertad”, agregó.

El prelado subrayó también cómo la globalización ha creado un nuevo mercado del trabajo y cómo esto ha llevado a muchas personas a huir de la realidad de pobreza y las faltas de oportunidades que sufren sus países de origen.

 “Este fenómeno ha abierto los mercados a una intervención internacional, pero no ha derribado los muros de los límites nacionales para una libre circulación de las personas, que respete al mismo tiempo la soberanía de los estados y de sus constituciones, con salvaguardia de la legalidad y de la seguridad”, dijo.

Por ello aseguró que el fenómeno de la globalización no puede ser leído sólo a la luz de la esfera económico – financiera “caracterizada por la cantidad de ayudas internacionales y del grado de liberalización del comercio”.

“El reto está en cómo promover y proteger cada persona humana, dando preferencia a los más vulnerables, los inmigrantes, refugiados entre otros”, subrayó el prelado.

Indicó el presidente del Pontificio Consejo para los inmigrantes e itinerantes que la tarea de la pastoral de las migraciones se resume en una palabra: acogida.

“Para que tal pastoral sea eficaz, la cooperación entre las iglesias de origen, tránsito y destinación de los inmigrantes es fundamental, así como lo es el diálogo entre la Iglesia católica y las comunidades eclesiales que no estén en plena comunión con ella”, dijo.

Algunos temas que se enfatizarán en el congreso son el de la acogida, el diálogo entre católicos y practicantes de otras religiones y el principio de reciprocidad que deben vivir los miembros de diferentes credos.

Igualmente se tocarán temas como la paz, la convivencia, y los derechos y deberes entre los inmigrantes y las políticas de sus Estados de destino.

El prelado concluyó que la Iglesia debe afrontar las causas que provocan las migraciones así como las consecuencias a las cuales tanto los extranjeros como las personas autóctonas están sujetas.

“La Iglesia está cercana a los inmigrantes, especialmente a las víctimas del tráfico de seres humanos que piden asilo y a las personas que sufren los dramas de la movilidad”, dijo.

“Esa está llamada a defender su causa en los diferentes contextos, también colaborando en promover normativas adecuadas, a nivel local e internacional que favorecen la buena integración”, concluyó monseñor Vegliò.

[Por Carmen Elena Villa]

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ZENIT Staff

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