El caso sobre el homicidio del cardenal Posadas se complica más todavía

Dos informes institucionales arrojan conclusiones contradictorias

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CIUDAD DE MEXICO, 28 julio (ZENIT.org).- El homicidio del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, asesinado el 24 de mayo de 1993 en el estacionamiento del aeropuerto de Guadalajara (México), ciudad de la que era arzobispo, sigue suscitando polémica.

El día de ayer se hicieron públicos dos informes contradictorios. El primero, el del Grupo Interinstitucional –del que forman parte entre otros la Procuraduría General de la República y dos obispos de la Iglesia católica– concluye afirmando que fue una muerte «por confusión». Por su parte, el Gobierno del Estado de Jalisco, del que es capital Guadalajara, publicó también ayer en Internet un «Libro Blanco» sobre este caso en el que se muestra que el homicidio del purpurado fue directo e intencional.

Investigación del Grupo Interistitucional
El procurador General de la República, Jorge Madrazo Cuéllar, concluyó ayer que al no existir más elementos en el caso Posadas, «la averiguación se irá al archivo», aunque aclaró que esto no imposibilita que sea reabierto, en caso de que el futuro surjan mayores evidencias sobre el particular.

En una rueda de prensa de presentación de los resultados de la investigación del Grupo Interinstitucional, el fiscal especial del caso Posadas, Ismael Eslava Pérez, explicó que, durante los dos años de trabajo del Grupo Interinstitucional, se han realizado 139 declaraciones ministeriales, 14 dictámenes periciales de tipo psiquiátrico y médico, 15 pruebas de polígrado (detector de mentiras). Asimismo, se han realizado numerosos exámenes técnicos sobre la dinámica del homicidio.

Posteriormente, el micrófono pasó al obispo de Cuernavaca, Luis Reynoso Cervantes, y al arzobispo de Chihuahua, José Fernández Arteaga, miembros del Grupo Interinstitucional, quienes aclararon que sus conclusiones «son a título personal y no de toda la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ni tampoco de todos los religiosos».

«Hemos de destacar que trabajamos sin ninguna restricción y careciendo de recursos materiales y humanos, por lo que reiteremos que la muerte del cardenal Posadas fue circunstancial, basados en hechos reales, legales y no en rumores», insistieron los prelados. «Consideramos que hasta el momento ninguno de los elementos que han sido presentados como prueba, conducen a demostrar en forma jurídica fehaciente la existencia de un complot para asesinar al señor cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo».

A continuación, el secretario general del gobierno de Jalisco, Fernando Guzmán Pérez Peláez, miembro del Grupo Interinstitucional, afirmó que «para el gobierno del estado de Jalisco la investigación del caso Posadas fue precipitada, deficiente, manipulada y orientada desde el principio a imponer la tesis de la confusión».

El fiscal del caso, Eslava Pérez, quitando peso a las conclusiones del Grupo, Interistitucional reconoció, sin embargo, que tras la investigación «subsisten dos hipótesis sobre los hechos: una, que el cardenal Posadas fue asesinado al encontrarse circunstancialmente en el lugar en el que se registraba un tiroteo entre las bandas de narcotraficantes de Joaquín Loera –conocido como «El Chapo Guzmán»– y la de los Hermanos Arellano Félix». La otra hipótesis, añadió Eslava Pérez es que el homicidio de Posadas «fue un crimen doloso, con 14 disparos directísimos y a corta distancia en un operativo que implicó premeditación, alevosía y ventaja». Además, en esta hipótesis, el Grupo Interinstitucional, según Eslava, se sostiene que en el aeropuerto alguien hizo coincidir a las bandas de narcotraficantes de «El Chapo Guzmán» y los Arellano Félix, en tanto que un tercer grupo ejecutor dio muerte al cardenal Posadas, generándose después la confusión.

Investigación del Gobierno de Jalisco
Por su parte, el Gobierno del Estado de Jalisco publicó ayer en Internet (http://www.jalisco.gob.mx/posadas/index.html) un «Libro Blanco» sobre el caso Posadas en el que se sacan conclusiones contrarias a las asumidas por el Procurador General de la República y el Grupo Interistitucional.

La conclusión de este estudio dice: «El homicidio del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue un crimen doloso, con catorce disparos directísimos y a corta distancia, en un operativo que implicó premeditación, alevosía y ventaja».

De hecho, el médico forense dictaminó que los 14 balazos que recibió fueron hechos directísimamente, a muy corta distancia y proviniendo de seis armas diversas (AK 47, R 15 y pistola 39). Los pistoleros se movieron con frialdad a partir de que vieron llegar el coche del cardenal para ejecutarlo. El purpurado llevaba el distintivo sacerdotal, de modo que era imposible confundirle tan de cerca con un narcotraficante. Además, sus asesinos permanecieron por unos minutos en el lugar del crimen y luego gritaron «ya está, ya no hay testigos».

El estudio afirma: «En el aeropuerto alguien hizo coincidir a las bandas de narcotraficantes del «Chapo Guzmán» y los Arellano Félix, en tanto que un tercer grupo ejecutor dio muerte al Cardenal Posadas, generándose después la confusión». De este modo, más tarde se podría aducir que se trató de una víctima de un «fuego cruzado» o accidental.

La posición del actual cardenal de Guadalajara
Al final de la rueda de prensa de presentación del informe del Grupo Interinstitucional, en la que estuvo presente entre el auditorio el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, pues él no forma parte del mismo, afirmó en escuetas declaraciones a la prensa: «Yo sigo sosteniendo que el asesinato fue premeditado. Pero con estas últimas indagatorias quedó confirmado que el cardenal Posadas no estaba implicado en el narcortráfico como por ahí se divulgó. Con esto no queda duda de que la imagen del cardenal está limpia».

Añadió que para la Iglesia, «o más bien para mí», no se ha cerrado el caso. «Aceptamos la tesis de la confusión con sus reservas, porque así lo establece la ley», lamentó. El hecho de que los obispos de Cuernavaca y de Chihuahua formen parte del Grupo Interinstitucional no constituye para el cardenal de Guadalajara un motivo de división en la Iglesia, pues no se trata de una cuestión de fe.

A quien le preguntó cuál podría ser el móvil del homicidio, el purpurado respondió: «Decirle cuál fue el móvil sería decirle también el culpable. Hasta la fecha no sabemos quiénes fueron los responsables materiales, y mucho menos, quiénes los mandaron».

Los motivos
En un artículo aparecido el 14 de julio del 2000 en el periódico «Nuevo Criterio» de la arquidiócesis primada de México, se publicó una amplia investigación sobre el caso Posadas que concluía adentrándose en los motivos del homicidio del purpurado. «Según se filtró en junio de 1999 –revelaba el artículo–, el testigo Marco Enrique Torres García, ex militar que supuestamente participó en los hechos, declaró que el asesinato de Juan Jesús Posadas Ocampo fue producto de un plan orquestado por destacados políticos, entre los que se mencionan a altos funcionarios, quienes pretendían recuperar documentos que una mujer había entregado al cardenal Posadas, los cuales demostraban la relación de ese grupo con diversos cárteles de la droga».

«Nuevo Criterio» añade: «Esto coincide con la opinión de la agencia antidrogas de los Estados Unidos, la DEA, la cual sostiene que Rodolfo León Aragón, director de la Policía Judicial Federal, era el brazo operativo de Raúl Salinas de Gortari (hermano del entonces presidente Carlos Salinas), de Justo Ceja, secretario particular del presidente de la República y de Mario Ruiz Massieu, subprocurador de la PGR, en el trato con los capos de los diversos cárteles de la droga».

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ZENIT Staff

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