El Papa exhorta a cada cristiano a ser «misionero del Amor» de Dios

En el inicio del mes de las Misiones

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CASTEL GANDOLFO, domingo, 1 octubre 2006 (ZENIT.org).- Ser misioneros del Amor en el lugar donde la Providencia ha puesto a cada uno: es la exhortación de Benedicto XVI a cada cristiano.

En la intervención que dirigió este domingo antes de rezar el Ángelus, el Papa se centró en el aspecto que, en la Comunidad eclesial, caracteriza este mes (además del Rosario): el compromiso por las misiones.

Y recalcó que «la Iglesia es por su naturaleza misionera», según se desprende de las propias palabas de Jesús resucitado a los apóstoles: «Como el Padre me envió, también yo os envío».

Por eso, «la misión de la Iglesia es la prolongación de la de Cristo -explicó-: llevar a todos el amor de Dios, anunciándolo con las palabras y con el testimonio concreto de la caridad».

De hecho, la caridad como «alma de la misión» ha sido el núcleo del Mensaje que Benedicto XVI ha presentado para la próxima Jornada Misionera Mundial (Zenit, 2 junio 2006) -como él mismo recordó-, cuya celebración tendrá lugar el próximo día 22 de este mes misionero.

«San Pablo, el apóstol de las gentes, escribía: “El amor de Cristo nos apremia”», apuntó el Papa este domingo en medio de la calurosa acogida de miles de fieles y peregrinos en Castel Gandolfo.

«Que pueda cada cristiano -exhortó- hacer propias estas palabras, en la gozosa experiencia de ser misionero del Amor allí donde la Providencia le ha puesto».

Y ello «con humildad y valor, sirviendo al prójimo sin segundas intenciones y obteniendo en la oración la fuerza de la caridad alegre y laboriosa», añadió.

Para poder llevar todos a cabo esta misión, Benedicto XVI pidió la ayuda de Santa Teresa del Niño Jesús –cuya memoria celebra la Iglesia el 1 de octubre-, patrona universal de las misiones junto a San Francisco Javier.

Que la joven carmelita y doctora de la Iglesia, «que indicó como camino “sencillo” a la santidad el abandono confiado en el amor de Dios», «nos ayude a ser testigos creíbles del Evangelio de la caridad», invitó el Papa.

«Que María Santísima, Virgen del Rosario y Reina de las Misiones, nos conduzca a todos a Cristo Salvador», concluyó.

Como explica la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, la celebración de octubre como Mes de las Misiones en todo el mundo recuerda el deber de todo bautizado de colaborar en la misión universal de la Iglesia.

La elección de octubre como mes misionero se hizo en recuerdo del descubrimiento del continente americano, que abrió una nueva página en la historia de la evangelización.

El momento culminante del mes misionero es la Jornada Misionera Mundial –de la que se cumple este año su 80º aniversario-, que se celebra el penúltimo domingo de octubre, si bien hay lugares en los que se traslada a otro domingo del mes.

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ZENIT Staff

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