CIUDAD DEL VATICANO, 1 enero 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II deseó al comenzar el nuevo año que la nueva moneda única europea, el euro, sirva no sólo para promover la paz y la prosperidad en los países de la Unión, sino también la solidaridad y justicia en el mundo.
Al concluir la misa de la Jornada Mundial de la Paz, que presidió en la basílica de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre dirigió «un augurio especial de paz y prosperidad a los países de la Unión Europea, que hoy, con la moneda única, alcanzan una meta histórica».
«Mi auspicio –aseguró antes de despedirse de los fieles al concluir el «Angelus»– es que favorezca el pleno desarrollo de los ciudadanos de los diferentes países. ¡Que crezcan en toda Europa la justicia y la solidaridad en beneficio de toda la familia humana!».
Desde este 1 de enero el euro es la moneda de los más de 300 millones de habitantes de la eurozona, que lo han recibido con fiestas y fuegos artificiales en las principales ciudades de los doce Estados miembros.
