El Papa se despide del cardenal Filoni, enviado a Irak

El Santo Padre le dio algunas últimas indicaciones y una suma de dinero para las necesidades más urgentes

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El papa Francisco ha recibido este domingo por la tarde en la residencia Santa Marta al cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación de la Evangelización de los Pueblos y apenas nombrado enviado personal del Papa en Irak.

Lo indicó la Oficina de Prensa de la Santa Sede con un comunicado enviado poco después del encuentro.

El cardenal se ocupará de llevar la cercanía del Santo Padre a las poblaciones afectadas, en particular a los cristianos duramente probados por el conflicto en curso, y extremamente necesitados de apoyo y ánimo.

“El cardenal ha informado al Papa –indica la nota- sobre la preparación de su misión y de su inminente partida”. Por su parte el Santo Padre “ha reiterado al cardenal sus sentimientos delante de los eventos en curso -sentimientos ya expresados diversas veces en estos días- y le ha dado indicaciones personales sobre la misión, confiándole también una suma de dinero para destinar a ayudas urgentes a las personas afectadas”. El comunicado concluye indicando que ese apoyo es un “signo de la concreta solidaridad del Papa y de su participación a los esfuerzos de las instituciones y de las personas de buena voluntad que desean dar una respuesta a la dramática situación”.

El Santo Padre después de la oración del ángelus que ha rezado esta mañana desde su estudio que da a la plaza de San Pedro, tras condenar la violencia en nombre de Dios agradeción “a quienes con coraje están llevando ayuda a estos hermanos y hermanas, y confío que una eficaz solución política y a nivel internacional pueda detener estos crímenes y restablecer el derecho”. 

Y les indicó que “para poder asegurarles mejor mi cercanía a estas queridas poblaciones he nombrado como enviado personal a Irak, al cardenal Fernando Filoni que mañana (lunes) partirá desde Roma”.

El purpurado fue nuncio apostólico en Baghdad del 2001 al 2006, tocándole la segunda guerra del Golfo, durante la cual fue el único diplomático que allí se quedó, cuando todas las embajadas y sedes habían sido evacuadas. Quiso hacerlo para estar cerca de los cristianos de esa ciudad y de ese país a pesar de saber que corría un enorme riesgo. 

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ZENIT Staff

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