(ZENIT – 11 julio 2019).- «Una violación de la libertad religiosa», titula Vatican News al denunciar el cierre forzado de 22 clínicas católicas en Eritrea el 7 de julio de 2019. El Papa ya había expresado su solidaridad con la comunidad eritrea en Roma, en el Ángelus del domingo, en la plaza de San Pedro: «Queridos hermanos y hermanas, ¡rezo por vuestro pueblo!».
En un comunicado difundido por los medios de comunicación vaticanos, el Secretariado de la Iglesia Católica de Eritrea denunció la confiscación de 22 clínicas: no se trata de una simple «operación administrativa», a la que se refiere el Ministerio de Salud del país africano, sino de «medidas de nacionalización» impuestas por «decisiones unilaterales» y sin diálogo. La Iglesia denuncia «amenazas e intimidaciones», en particular sobre el personal de estos establecimientos de su propiedad.
Según el gobierno eritreo, el cierre de las estructuras cumple con las normas de 1995 que limitan las actividades de las instituciones. Pero estos cierres, lamenta la Iglesia, tienen un impacto importante en el panorama sanitario nacional: estas clínicas eran un punto de referencia importante para al menos 200.000 personas cada año, especialmente para los más pobres.
Esta decisión también viola otro derecho, continúa el texto: el derecho a beneficiarse de los servicios de salud de la Iglesia Católica. El Secretariado subraya también que las instituciones católicas no pueden ser acusadas de «interferir» en el mundo de la política, ni de discriminar a las personas por su pertenencia étnica y religiosa.