iMision: sembrar también el rostro amable de Dios para los no católicos

Entrevista con los coordinadores de esta idea de comunicación para la evangelización (y III)

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Católicos de distintas realidades eclesiales y formas de vida están evangelizando en internet desde hace algún tiempo. Sobre todo, a raíz de que el papa comenzó a tuitear, han cobrado mayor actividad si cabe, con la dedicación de su último mensaje, centrado en las redes sociales, para la XLVII Jornada Mundial de Comunicaciones Sociales.iMisiónes uno de los proyectos que ya está en marcha y hablamos con su equipo de coordinadores, que actualmente son siete. Ofrecemos a los lectores la tercera y última parte de esta entrevista colectiva.

Ana María Medina, CVX: @_AnaMedina_

En su grupo de coordinadores hay sacerdotes, religiosos y laicos. ¿Qué requisitos, actitudes… son necesarios para poder colaborar con ustedes? ¿Cuántos colaboradores hay actualmente y de qué países de procedencia?

–Ana María Medina: Por un lado está el staff, compuesto actualmente por nueves personas (siete viviendo en España y dos en Roma), y por otro los colaboradores que ya suman más de 450 de España, México, Puerto Rico, Chile, Argentina… y otros países de habla hispana. Entre los miembros del staff compartimos un proyecto común: hacer presente el mensaje de Jesucristo en internet, y más concretamente en las redes sociales. Entre nosotros hay laicos, sacerdotes, religiosos, diáconos, cada uno con una disponibilidad, una energía y un deseo de participar. Nos gusta estar formados en el ámbito de la comunicación y las nuevas plataformas, y aprendemos unos de otros a saber estar y actuar en esos ámbitos. Lo mejor, sin duda, es nuestra capacidad para trabajar en grupo, aún en condiciones tan complicadas como la nuestra (dispersión geográfica y múltiples compromisos de cada uno).

¿Qué encuentros y actividades tienen ahora en proyecto los coordinadores? ¿Cuál ha sido hasta ahora su experiencia más gratificante? ¿Cada cuánto se reúnen? ¿Eué temas les interesan o preocupan más de la misión evangelizadora de la Iglesia por internet?

–Ana María Medina: El proyecto principal es poner en contacto a católicos que quieren evangelizar en internet, lo hacemos con la cuidada administración de nuestra presencia en Twitter y Facebook. También estamos dando varios cursos de formación, que es nuestro segundo objetivo: el curso con la Confederación Española de Religiosos (CONFER), el curso con la diócesis de Getafe, el curso de diseño de páginas web para proyectos pastorales. Todo en Madrid de momento. Estamos también preparando ya un congreso de redes sociales y evangelización. Hemos presentado el proyecto al Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales y el 19 de febrero presentaremos iMisión en la Conferencia Episcopal Española a los delegados de Medios de todas las diócesis. Además, estamos preparando el lanzamiento de iMisión en México. No dejamos de entrar en contacto con personas que lideran proyectos para crear sinergias… Para gestionar todo eso, nos reunimos una vez al mes por Hang Out. Mantenemos comunicación ágil por lista de correo y utilizamos la nube para documentar todo y conducir reflexiones más profundas. Entre los temas que nos interesan y preocupan están enseñar a vivir bien en el tiempo de la Red, la autenticidad, enseñar que se puede ser católico sin complejos y evangelizar en las redes sociales, y atender las demandas explícitas que nos han hecho desde el Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales: promover la presencia vaticana en la web, establecer relaciones con Latinoamérica, fijar la mirada más en el mensaje del Evangelio que en la técnica, y sembrar también el rostro amable de Dios para los no católicos.

Antonio Moreno: @Antonio1Moreno

Desde su experiencia, ¿cómo pueden contribuir las asociaciones apostólicas y los movimientos eclesiales en la evangelización a través de los medios, concretamente en Twitter (o en las redes sociales en general), dentro de iMisión?

–Antonio Moreno: El éxito de las redes sociales se basa en la democratización de la información. En cierta medida, el ciudadano particular se ha convertido en sí mismo en un medio, quitando protagonismo a las instituciones que eran las que tradicionalmente tenían el poder o los medios para poder llegar al público. En las redes sociales, cada uno de nosotros somos un medio de comunicación personal y algunos que han sabido utilizar convenientemente dichas redes, cuentan con una audiencia propia que ya quisieran para sí muchas empresas dedicadas a la comunicación. Quiero decir con esto que el protagonista de la evangelización digital, más que la institución, la diócesis, el grupo, el movimiento, la congregación, es el cristiano de a pie.

Esto lo ha entendido muy bien el santo padre que se ha hecho presente en Twitter de modo personal, a pesar de que las instituciones vaticanas de diversos ámbitos ya estaban presentes en ese medio. Pero el usuario de Twitter, en cierto sentido «desconfía» de los mensajes institucionales y busca el contacto directo con la persona que admira u odia.

El papel de los movimientos, las asociaciones apostólicas, etc. en este sentido pasa, en mi opinión, por animar a sus miembros a hacer presente lo que viven en sus comunidades en este nuevo entorno, en este nuevo espacio. La evangelización en las redes sociales no es más que una nueva modalidad de lo que se ha venido a llamar la «presencia pública de los cristianos». El mandato del Señor de proclamar desde las azoteas lo que oímos al oído sigue igual, pero ahora las azoteas a la mejor altura y en las calles más concurridas son las que llamamos redes sociales.

No nos engañemos. El lugar privilegiado para el encuentro con el Señor es la comunidad cristiana, la parroquia. Las redes sociales pueden servirnos para que la gente se acerque a las parroquias, dejen de mirar con recelo a la Iglesia o encuentren en la forma de vivir de un cristiano un modelo al que imitar. Pero si esta percepción que les llega a través de las RRSS no se concreta en una relación presencial con la comunidad cristiana, será como la semilla que cae en el pedregal.

También es responsabilidad de los movimientos y asociaciones el hecho de educar, sobre todo a los jóvenes, en la forma de ser cristiano en las RRSS como en cualquier otro ámbito de la vida.

¿Qué recomendaciones daría a padres y madres preocupados por sus hijos en relación con las redes sociales? (por ejemplo acerca de la edad, tiempo y forma de uso, seguridad…)

–Antonio Moreno: Lo principal es que los padres conozcamos estas herramientas. No puedo entender cómo hay padres que dicen eso de «el niño se pasa toda la tarde ahí con su ordenador…» y ellos no saben ni encenderlo. ¿Le dejaríamos a nuestro hijo el coche sin asegurarnos de que sabe conducir? ¿A qué edad les dejaríamos pasear solos por un barrio desconocido para nosotros o charlar con un niño cuyos padres no conocemos? Es primordial la alfabetización digital de los padres. Hay mucho miedo infundado a adentrarse en ese mundo, un poco también de pereza. Ver la habilidad de nuestros hijos en el uso de las nuevas tecnologías puede causar a alguno cierto complejo de inferioridad que hay que superar. Está en juego la fe de nuestros hijos y, a veces, incluso su integridad moral y física.

Volviendo a lo que comentaba antes, educar en la fe es, hoy en día, educar también en la forma de comportarnos en el mundo digital. A mí me ayuda mucho recordar la Carta a Diogneto en la que se relata cómo los primeros cristianos llamaban la atención porque siendo del mundo, viviendo en el mundo, no asumían las costumbres del resto de sus conciudadanos, sino que en ellos se había producido un cambio moral. En nuestro siglo XXI, los cristianos tenemos que dejar claro a nuestros hijos que no somos «de este mundo» y que su comportamiento en la red debe ser acorde a
lo que viven. No es prohibir nada, sino enfrentarnos a la realidad de debilidad que tenemos todos, grandes y pequeños y evitar exponernos a peligros que nos puedan hacer daño. Las fórmulas las tiene que poner cada padre que es quien mejor conoce a sus hijos. Aquello de: «si tu mano te hace pecar…» es un método muy pedagógico. No pasa nada si en cierto momento hay que recurrir al «apagón digital» o a confiscar el móvil para evitar males mayores.

¿Qué aportaciones de tipo ético y moral puede dar la Iglesia Católica en internet, en medio de la crisis actual, a todo tipo de personas que pueden encontrarles en Twitter, por ejemplo?

–Antonio Moreno: La moral cristiana es uno de los aspectos más desconocidos por nuestros hermanos alejados. El concepto de moral cristiana es, para muchos una experiencia opresora, obsoleta, triste y sin sentido. Y esto ha ocurrido porque en muchos aspectos hemos presentado la moral desde una perspectiva farisaica. Hemos separado la moral cristiana de la experiencia cristiana y es la segunda la que propicia la primera y no al revés. El encuentro personal con Cristo es una experiencia liberadora que llena de gozo al que la vive y esto no lo hemos sabido transmitir. En este sentido, se evangeliza mucho mas haciendo ver, por ejemplo la alegría que siente un matrimonio al celebrar sus bodas de oro junto a sus hijos y nietos que criticando el divorcio. Eso no quita que, como bautizados, ejerzamos nuestra misión profética denunciando, por ejemplo, a los que promueven leyes injustas en contra de la familia.

En este sentido, mi experiencia es muy interesante por el feedback que producen los tuits en los que presento algún aspecto de la moral cristiana. Pronto recibo respuestas de personas muy alejadas de la Iglesia que descargan en mí todo el odio acumulado, quizá durante años, contra la Iglesia por algún tipo de conflicto moral al respecto. Mi experiencia es que aceptando dicha crítica con educación, sin caer en la respuesta fácil y airada, sino respondiendo con argumentos, moderación, cariño e incluso un poco de ironía, provocas en la persona un cambio de actitud inmediato. Yo lo interpreto como el signo que nos prometió el Señor cuando nos envió a predicar el Evangelio a toda la creación: «Expulsarán demonios, agarrarán serpientes con la mano…». Si no nos lo tomamos como algo personal, si descubrimos que ese «veneno» no viene para nosotros sino que en realidad ellos quieren proyectarlo hacia esa imagen falsa de Dios o de la Iglesia que se han construido en su cabeza, ese veneno no nos hace daño, se disuelve y deja a la persona, a veces liberada. Enseguida (puedo relatar varios casos) te cuentan que ellos estudiaron en un colegio religioso e iban a misa, pero que luego se alejaron… Otros, se empiezan a interesar por otros aspectos de la vida de fe e incluso te preguntan dudas al respecto… No hay que tener miedo al diálogo con el mundo si estamos convencidos de dónde está la verdad, de quién Es la Verdad.

¿Cómo se puede vivir o conjugar este apostolado o misión a través de las redes sociales con una plena dedicación a la familia, sobre todo si ésta es numerosa, sin que ninguno de esos dos ámbitos se resienta?

–Antonio Moreno: Sinceramente, es difícil, porque las redes sociales tienen un peligro de adicción que hay que saber controlar. Mi experiencia es que las familias numerosas, si tenemos algo de sobra, es siempre la imaginación y la capacidad de establecer sinergias. Yo, por ejemplo, te estoy respondiendo a estas preguntas con mi hijo de dos años en brazos y mientras le pongo la merienda a otros dos. La posibilidad de acceder a las RRSS desde dispositivos móviles facilita que, como ocurre con la radio, se pueda utilizar «mientras» se realizan otras tareas. Pero no sólo las familias, también los sacerdotes, los religiosos y religiosas corren peligro, a veces, de volcar sus esfuerzos en la pastoral digital olvidándose de la presencial e, incluso, saltándose el Oficio Divino. Como humanos que somos, tenemos que estar continuamente alerta para no caer en voluntarismos tantas veces inútiles. Como en tantos otros aspectos, hay que ponerlo cada día en manos del Señor y que sea Él quien nos preceda en el camino de la Nueva Evangelización.

La primera y segunda parte de esta entrevista se pueden leer en: http://www.zenit.org/article-44403?l=spanish; http://www.zenit.org/article-44425?l=spanish.

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Luís Javier Moxó Soto

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