RAIGARH, 13 enero 2002 (ZENIT.org).- La diócesis de Raigarh en Chhattisgarh ha alcanzado un hito en la historia de la Iglesia en India al cumplir sus cincuenta años de servicio a los pobres, oprimidos y necesitados, en un lugar donde los misioneros cristianos en un tiempo eran considerados enemigos por los señores feudales locales hace unos cien años.
En las celebraciones jubilares, que tuvieron lugar en Kunduri, el centro diocesano, el 28 de diciembre, el clero y los laicos de Raigarh dieron gracias a Dios por liberarles de la explotación y discriminación mediante la fe cristiana.
Un total de trece obispos, más de 500 sacerdotes, cerca de 5.000 religiosas y 80.000 personas participaron en la misa jubilar de acción de gracias. El tema de la celebración fue «Cristo nuestra Luz y salvación».
Raigarh-Ambikapur se constituyó como diócesis el 13 de diciembre de 1951. Con un gran número de miembros de tribus católicos, la diócesis de Raigarh es la de más alta población católica en Chhattisgarh.
El obispo Victor Kindo, también de origen tribal, dirige la diócesis asistido por 120 sacerdotes diocesanos, 25 congregaciones religiosas femeninas y nueve congregaciones masculinas.
«Al comienzo del siglo XX, ningún sacerdote católico podía entrar en la región. En 1905, hubo un fuerte movimiento hacia el cristianismo entre los indígenas «oaron». Pero los gobernantes feudales locales restringieron la entrada de misioneros cristianos. Con gran dificultad, los misioneros sembraron las semillas de la fe», recordó el obispo Kindo.
«Dios ha hecho grandes cosas por nosotros –añadió–. A pesar de la Comisión gubernamental contraria, de denuncias judiciales, falsa propaganda y muchas dificultades, la diócesis y la gente han dado vida las bendiciones de Dios».
El arzobispo Telesphore Toppo de Ranchi habló de los traumas que los miembros de las tribus locales tuvieron que afrontar antes de recibir la fe cristiana.
El cristiano de origen tribal y primer ministro de Chhattisgarh, Ajit Jogi, recordó por eso que «las actividades de desarrollo llevadas a cabo en el estado por los cristianos, especialmente en el campo educativo y social no pueden ser ignoradas”.
Procesiones, peregrinaciones en bicicleta, retiros y convenciones carismáticas marcaron las celebraciones jubilares.
