El Likud, de Benjamín Netanyau obtuvo 30 escaños en las elecciones que se realizaron este martes en Israel, cinco más que su principal partido opositor, la Unión Sionista. El actual premier deberá formar una coalición para lograr los 61 escaños que le permitan formar gobierno y para ello se apoyará en los partidos más ortodoxos.
«Cada familia, soldado, ciudadano, judío o no, es importante para mí. Formaremos un gobierno fuerte para ellos», declaró el primer ministro israelí ante sus seguidores al conocer los resultados oficiales del voto.
“Estoy orgulloso del pueblo de Israel –añadió el líder del Likud– que en el momento de la verdad ha sabido diferenciar y mostrarse firme por una seguridad verdadera y una economía fuerte, con las que estamos comprometidos».
Apenas depositó su voto, el primer ministro israelí ha anunciado que si los resultados de los comicios eran los que él espera, llamaría de inmediato al líder del partido ultranacionalista Hogar Judío, Naftalí Benett, para formar un gobierno de unidad.
Antes de los comicios, Netanyau aseguró que si él ganaba no permitiría la creación de un Estado palestino, cuestionando así la labor diplomática destinada a lograr que los dos pueblos vivan como dos Estados uno al lado del otro.
Los argumentos que tuvieron más peso en las elecciones fueron el temor de una capitulación ante las exigencias de los palestinos, el peligro de que Irán logre obtener la atómica, el crecimiento del voto de los partidos árabes, y el reforzarse del terrorismo con el Califato Islámico.
El Likud obtuvo 29 escaños, y el Campo Sionista 24, resultado que pone nuevamente a Netanyahu al frente del gobierno israelí por tercera vez consecutiva y cuarta en su carrera política.
Unos 5,9 millones de israelíes fueron convocados a las urnas en unas elecciones anticipadas de las que saldrá la vigésima legislatura del Parlamento y el trigésimo cuarto gobierno de Israel.
