Juan Pablo II: La familia, vía privilegiada de diálogo y paz

Palabras antes de rezar la oración mariana del «Angelus»

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CIUDAD DEL VATICANO, 26 enero 2003 (ZENIT.org ).- Publicamos las palabras que pronunció Juan Pablo II este domingo al rezar la oración mariana del «Angelus» junto a los peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.

* * *

¡Queridos hermanos y hermanas!

1. En los días pasados se ha celebrado en Manila, capital de Filipinas, el IV Encuentro Mundial de las Familias, concluido hace unas horas con una solemne celebración eucarística, presidida por el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, mi legado en este evento eclesial tan importante.

Muy significativo el tema del encuentro: «La familia cristiana: una buena noticia para el tercer milenio». ¡Sí! La unión fiel y fecunda del hombre y de la mujer, bendecida por la gracia de Cristo, constituye un auténtico Evangelio de vida y de esperanza para la humanidad. Este alegre mensaje lo han proclamado, junto a muchas familias filipinas, los miles de familias de toda raza y nación reunidos en Manila para una cita religiosa tan importante. Juntos han renovado el compromiso de ser protagonistas de la nueva evangelización.

2. «El futuro de la sociedad se fragua en la familia», escribí en la exhortación apostólica «Familiaris consortio» (n. 86). Se trata de una afirmación más actual que nunca. Pero, ¿de qué familia se trata? No se trata ciertamente de esa inauténtica, basada en los egoísmos. La experiencia demuestra que esta «caricatura» de la familia no tiene futuro y no puede dar futuro a ninguna sociedad.

La familia, sin embargo, es «buena noticia» en la medida en que acoge y hace propia la perenne vocación que Dios le dio al inicio a la humanidad. Este proyecto originario de vida es compartido también, gracias a Dios, por muchos cónyuges no cristianos. La familia se presenta, de este modo, en nuestros días como vía privilegiada de diálogo entre las diferentes religiones y culturas, y por tanto, de reconciliación y de paz.

3. A María Santísima, «Regina familiae», confiamos los frutos espirituales del gran Encuentro de Manila, y ya desde ahora, la próxima cita mundial de las familias, que se celebrará en 2006, en Valencia, en España.

Recemos para que toda familia, como auténtica «iglesia doméstica», y «buena noticia» de amor y de vida, sea signo de esperanza para la comunidad eclesial y para el mundo entero.
[Testo originale: Italiano]

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ZENIT Staff

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