La Iglesia no puede buscar el poder, advierte Benedicto XVI

Sino anunciar a Cristo incluso hasta con el martirio, hoy

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 7 de septiembre de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha dejado muy claro que la Iglesia no puede buscar el poder, sino que debe concentrarse en el anuncio de Cristo, aunque esto implique el martirio.

Así lo expresa en el mensaje con motivo del Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND) que este año tiene por tema: «Las naciones caminarán en su luz» (Apocalipsis 21, 24)

En el texto, publicado el 5 de septiembre por la Oficina de Información de la Santa Sede, el pontífice asegura que «la Iglesia no actúa para extender su poder o afirmar su dominio, sino para llevar a todos a Cristo, salvación del mundo».

«Lo único que pedimos es ponernos al servicio de la humanidad, especialmente la que más sufre y la que está marginada, porque creemos que el esfuerzo orientado al anuncio del Evangelio a los hombres de nuestro tiempo es sin duda alguna un servicio que se presenta a la comunidad cristiana e incluso a toda la humanidad».

De hecho, subraya, la humanidad «está conociendo grandes conquistas, pero parece haber perdido el sentido de las realidades últimas y de la misma existencia».

Por este motivo, según el pontífice, «la misión de la Iglesia es la de ‘contagiar’ de esperanza a todos los pueblos. Para esto Cristo llama, justifica, santifica y envía a sus discípulos a anunciar el Reino de Dios, para que todas las naciones lleguen a ser Pueblo de Dios».

«Deseo confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia», escribe el obispo de Roma, «tarea y misión que los amplios y profundos cambios de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes».

«Está en cuestión la salvación eterna de las personas, el fin y la realización misma de la historia humana y del universo», recalca.

En su mensaje, Benedicto XVI recuerda en particular a «aquellos misioneros y misioneras que se encuentran testimoniando y difundiendo el Reino de Dios en situaciones de persecución, con formas de opresión que van desde la discriminación social hasta la cárcel, la tortura y la muerte».

Por este motivo, el mensaje del Papa hace dos peticiones a los católicos del mundo.

En primer lugar, les anima a que «recen al Espíritu Santo para que aumente en la Iglesia la pasión por la misión de difundir el Reino de Dios, y que sostenga a los misioneros, las misioneras y las comunidades cristianas comprometidas en primera línea en esta misión, a veces en ambientes hostiles de persecución».

En segundo lugar invita «a todos a dar un signo creíble de comunión entre las Iglesias, con una ayuda económica, especialmente en la fase de crisis que está atravesando la humanidad, para poner a las Iglesias locales en condición de iluminar a las gentes con el Evangelio de la caridad».

 

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ZENIT Staff

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