Laos: la nueva persecución del gobierno a los cristianos

A algunos les niegan el acceso al agua, la educación y la atención médica 

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VIENTIÁN, martes 22 de septiembre de 2009 (ZENIT.org).- Las autoridades de Laos niegan a los cristianos de algunos lugares derechos como la atención médica, el acceso al agua, llevar a sus hijos a la escuela y la protección de la ley. 

El observatorio Human Rights Watch for Laos Religion Freedom (HRWLRF) ha denunciado una nueva persecución anticristiana en el país asiático que viola su Constitución. 

Las autoridades comunistas acusan a los cristianos de adherirse a creencias importadas que representan una amenaza para el sistema político. 

En las últimas semanas, la policía ha detenido a decenas de cristianos, entre ellas el pastor Thao Oun, acusado de intentar destruir la nación y el gobierno con su fe. 

Las autoridades también han amenazado centenares de cristianos y expulsado a muchos de sus aldeas, y han impedido a los fieles el acceso a algunas iglesias. 

En algunos casos, han intentado forzar renuncias a la fe, incluso con el uso de la violencia. 

Además, muchos cristianos están en peligro en varias ciudades donde cualquier ciudadano puede atacarles sin recibir consecuencias penales.  

Se trata de un regreso al pasado, a la persecución anticristiana de los años 90 que retrocedió debido a la presión internacional y al riesgo de perder la ayuda financiera. 

Ahora, el gobierno ha establecido relaciones estrechas con estados totalitarios vecinos como China y las autoridades vuelven a perseguir a los cristianos. 

Precisamente Laos se encuentra entre los tres países por cuyos cristianos están rezando este mes de septiembre los millones de personas de todo el mundo que participan en el Apostolado de la Oración. 

La intención misionera del Apostolado de la Oración del Papa para este mes reconoce que los cristianos en Laos, Camboya y Myanmar, «con frecuencia, encuentran grandes dificultades» y pide que «no se desanimen de anunciar el Evangelio a sus hermanos, confiando en la fuerza del Espíritu Santo».

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ZENIT Staff

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