Superado el cisma tradicionalista en Brasil

El cardenal Castrillón acoge en el seno de la Iglesia a una Fraternidad

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RÍO DE JANEIRO, 18 enero 2002 (ZENIT.org).- Este viernes se superó oficialmente el cisma de la Fraternidad de San Juan María Vianney, un grupo tradicionalista brasileño cercano a las posiciones del arzobispo francés Marcel Lefebvre.

La Fraternidad está formada por el obispo Licínio Rangel, consagrado por tres obispos ordenados ilícitamente por monseñor Lefebvre, 26 sacerdotes y unos 28 mil laicos en todo Brasil. La gran mayoría vive en el Estado de Río de Janeiro, en la región de Campos dos Goytacazes.

La ceremonia oficial tuvo lugar en la tarde de este viernes en la catedral de San Salvador, en Campos, con la lectura del documento de acogida escrito por Juan Pablo II, la recitación de la profesión de fe, el canto del «Te Deum», y un homenaje a la Virgen en una iglesia construida por este grupo considerado comúnmente como «tradicionalista».

Como representante del Papa, participó en la celebración el cardenal Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero. Se encontraban presentes, ademá, el nuncio apostólico en Brasil, el arzobispo Alfio Rapisarda; el arzobispo emérito de Río, el cardenal Eugênio Sales; el obispo de Campos, monseñor Roberto Guimarâes; y el arzobispo metropolitanano de Niterói, monseñor Carlos Alberto Navarro.

El padre Fernando Guimarâes, oficial de la Congregación para el Clero, ha revelado a la agencia misionera de la Santa Sede Fides que la reconciliación inició durante el Gran Jubileo del año 2000, cuando el grupo visitó Roma y fue recibido por el cardenal Castrillón en un almuerzo de bienvenida y diálogo.

Más tarde, el obispo superior envió una carta pidiendo la reintegración. Recibió una respuesta positiva de Juan Pablo II.

En el documento, que se leyó durante la ceremonia, el grupo reconoce la autoridad del Papa como vicario de Cristo y pastor de la Iglesia; la legitimidad del Concilio Vaticano II; la validez del rito de la misa aprobado por el Papa Pablo VI.

Por su parte, los miembros de la Fraternidad han recibido permiso para celebrar la misa siguiendo el rito de San Pío V.

Los sacerdotes formarán la Administración Apostólica San Juan María Vianney, una forma de circunscripción eclesiástica, que dependerá directamente del Papa.

Su obispo, monseñor Rangel, será oficialmente reconocido como administrador apostólico. El prelado ha prometido a la prensa ir a Roma con sus sacerdotes para expresar su agradecimiento personal al Papa. En su opinión, gracias al Papa Juan Pablo II, la diócesis está en paz y «en comunión plena con el Vaticano».

Monseñor Rangel añadió también que esta Administración Apostólica no toca para nada la autoridad del obispo diocesano, monseñor Roberto Guimarâes, al que dedicó palabras de elogio, atribuyéndole el fin del cisma.

El P. Fernando Gimarâes ha declarado a Fides que «Este momento es de gran valor histórico porque si el cisma tuvo su apogeo durante el pontificado del Papa Juan Pablo II, ha visto su fin también en este pontificado… Este es el primer grupo que ha pedido la reintegración. El diálogo con otros grupos permanece abierto, pero los tiempos están en manos de Dios».

En un comunicado oficial, monseñor Bernard Fellay, consagrado obispo el 30 de junio de 1988, en un acto definido por Juan Pablo II como «cismático», ha explicado que el regreso a Roma de la Fraternidad brasileña no cambia en nada la posición de la Fraternidad San Pío X, fundada por monseñor Lefebvre.

En el texto critica duramente la Jornada de oración de líderes de las religiones por la paz convocada por Juan Pablo II para el próximo 24 de enero en Brasil.

Se calcula que los seguidores de monseñor Lefebvre en el mundo son unos 300 sacerdotes y un millón de fieles.

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ZENIT Staff

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