Un millar de jóvenes en la misa desagravio en la capilla de la Complutense

Campaña laicista contra los lugares de oración en universidades públicas españolas

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MADRID, viernes, 18 marzo 2011 (ZENIT.org).- Casi un millar de jóvenes universitarios participaron este viernes en la misa celebrada por el obispo auxiliar de Madrid César Franco, en la capilla del campus de Somosaguas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en desagravio por la profanación del 10 de marzo perpetrada por unos setenta jóvenes de los que algunas muchachas se desnudaron de cintura para arriba, en torno al altar, mientras algunas hacían manifestaciones de lesbianismo.

Casi un millar de personas, entre ellos estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid y de otros centros universitarios, profesores y familiares de alumnos asistieron este viernes a la misa de desagravio oficiada por monseñor César Franco para pedir que se respete la libertad religiosa.

La calma fue la tónica de los asistentes a la Eucaristía, concelebrada por el delegado de Pastoral Universitaria, el capellán del Campus y otros capellanes. Tan sólo hubo un incidente cuando unos estudiantes insultaron a unas alumnas de la Facultad de Psicología.

En su oración, monseñor Franco defendió el derecho de libertad religiosa en España e insistió en que existen cauces para el debate y el diálogo, como por ejemplo los centros universitarios.

Subrayó que la universidad es un lugar adecuado para la reflexión y el diálogo sobre estas cuestiones. A su juicio, resultan «incomprensibles» los actos «vandálicos» ocurridos en la capilla del campus de Somosaguas que «han herido la sensibilidad religiosa».

Dijo que los asaltantes «no representan al conjunto de los estudiantes» y explicó que con esta celebración se quiere «reparar el mal cometido mediante la acción redentora de Cristo, que se ofrece para perdón de los pecados». «Nuestra oración, unida a la suya se convierte en instrumento de paz y de concordia para el mundo», aseguró.

Lamentó «con profundo dolor» los hechos ocurridos la pasada semana y reprobó que «esta pequeña capilla, lugar de culto y oración, que ofrece a los universitarios la posibilidad de encontrarse con Cristo en la eucaristía diaria y en la liturgia de la Iglesia, haya sido profanada con blasfemias, ataques a la Iglesia y a su magisterio y con gestos y actitudes indignos de la persona humana».

Juan Gómez, estudiante de la Universidad Autónoma de Madrid, quiso estar presente en la Eucaristía -dijo a la agencia Europa Press- para defender la libertad religiosa. Criticó los altercados de la pasada semana y pidió respeto a la libertad religiosa.

«Desde nuestra fe, les perdonamos. Nosotros reclamamos respeto y libertad. Nuestra reivindicación es poder ejercer nuestros derechos con libertad. Lo más sagrado que tenemos es nuestra fe y la defenderemos», dijo.

Miembros de la asociación Contra El Poder concentraron a las puertas de la Facultad de Ciencias Políticas en solidaridad con cuatro compañeros que este viernes fueron detenidos por la Policía Nacional en relación con los hechos del 10 de marzo.

Tras leer un manifiesto, cuyo contenido no quisieron mostrar a la prensa, algunos de los miembros del grupo señalaron que están en contra de que haya una capilla, puesto que el presupuesto destinado a ésta podría ser utilizado para otros fines como que haya calefacción en el edificio en el que estudian.

Una veintena de jóvenes se quedaron en la universidad a la espera de conocer más noticias sobre las detenciones de sus compañeros y junto a ellos, en el suelo, estaban tendidas dos pancartas en las que se podía leer «Por ti, por mí y por todas mis compañeras» y «Contra la criminalización del feminismo».

Sin embargo, desde la Universidad Complutense de Madrid recuerdan que las capillas se mantienen abiertas gracias a un convenio que tiene firmada la universidad con la Conferencia Episcopal para su mantenimiento.

La gamberrada de estas supuestas «feministas» y que ahora algunos medios de comunicación denominan performance, es decir una «puesta en escena» para llamar la atención y protestar por la presencia de capillas en las universidades públicas españolas fue una profanación en toda regla.

Según señala el diario ABC, una alumna de la facultad de económicas que fue testigo de los hechos y que estaba rezando en la capilla, dijo que dos de las jóvenes alrededor del altar «hicieron alarde de su tendencia homosexual».

En el lugar, los agresores dieron lectura a un manifiesto con afirmaciones y juicios contra la Iglesia y sus enseñanzas y pusieron carteles en los tablones de anuncios de la entrada a la capilla, y en los bancos de la misma. Todo fue fotografiado y filmado por los mismos atacantes, por lo que no se descarta que puedan difundirlo como supuesta performance e incluso «obra de arte», como se ha hecho en otros actos denigratorios de imágenes y objetos de culto cristianos.

La Misa que presidió monseñor César Franco se celebró a las 13,30,hora habitual, tras una invitación del capellán Rafael Hernando, según indicó a los medios de comunicación la Pastoral Universitaria de la diócesis Madrid

El Arzobispado de Madrid condenó los hechos del 10 de marzo y envió una queja al Rectorado de la UCM, que repudió lo ocurrido e inició una investigación para identificar a los responsables, de los que ahora han sido detenidos cuatro.

Un portavoz del Rectorado, señalaba este jueves a los medios que «hay una buena sintonía con el Arzobispado de Madrid». El rector de la UCM Carlos Berzosa declaró que respetaba y apoyaba la Misa de este viernes y expresó su compromiso con el Arzobispado de «velar por que no se produzca ningún tipo de incidentes».

El incidente suscitó también una demanda de la organización Manos Limpias y un debate, abierto por el rector, Carlos Berzosa en una entrevista con el diario El País sobre si debe haber capillas en las universidades públicas.

El ministro de Educación Ángel Gabilondo también condenó el incidente por considerarlo «reprobable, inadecuado e improcedente».

El titular de Educación subrayó la importancia de valores como la tolerancia y el respeto hacia las convicciones y creencias de los demás, al tiempo que aplaudió la reacción de Berzosa, quien condenó los hechos y ordenó abrir un expediente informativo a los alumnos que provocaron el altercado. A su juicio, este procedimiento es «muy adecuado». Preguntado por si las universidades deberían tener capillas, Gabilondo respondió que es un debate que se debe resolver en el ámbito universitario.

La actuación de los jóvenes que atentaron contra los sentimientos religiosos de los estudiantes cristianos que desean tener un lugar de culto, en el recinto académico, puede constituir un delito. La pena máxima es de seis años de cárcel, que «difícilmente» se aplicarán en este caso, dijo a los medios Juan Ferreiro, catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado.

Desde distintas instancias políticas de la Comunidad de Madrid, se ha pedido la dimisión del rector de la Complutense tras estos hechos. También ha pedido la dimisión del rector la Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA) que, en un comunicado, considera que se trata de «uno más» de los ataques a la libertad que se vienen produciendo, «máxime cuando se trata de la Iglesia católica, a la que cualquiera se cree en disposición de agraviar».

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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