Ordenaciones sacerdotales. Foto: Cathopic

Vocaciones sacerdotales en Inglaterra y Gales: los datos que apuntan o a estabilización o declive

En 2024, las diócesis católicas de Inglaterra y Gales, junto con el Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham, registraron 22 ordenaciones sacerdotales, dos más que el año anterior

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(ZENIT Noticias / Londres, 24.12.2025).- Las últimas cifras sobre ordenaciones sacerdotales en Inglaterra y Gales ofrecen un panorama que no refleja ni un colapso ni una renovación, sino una Iglesia que se encuentra en una estrecha franja entre la estabilización y un mayor declive. Tras un modesto repunte en 2024, las nuevas proyecciones sugieren que esta breve mejora podría ser temporal, lo que refuerza las inquietudes arraigadas sobre la sostenibilidad de la vida clerical en gran parte de la región.

En 2024, las diócesis católicas de Inglaterra y Gales, junto con el Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham, registraron 22 ordenaciones sacerdotales, dos más que el año anterior. Distribuida entre 22 diócesis y el Ordinariato, la cifra es modesta, pero simbólicamente significativa para una Iglesia que vio caer drásticamente las vocaciones desde finales de la década de 1990. Durante el último cuarto de siglo, las ordenaciones anuales se han mantenido en torno a unas veinte, con picos ocasionales relacionados con la incorporación del clero anglicano al ministerio católico.

Sin embargo, las proyecciones publicadas por la Oficina Nacional para las Vocaciones a finales de diciembre apuntan a una nueva contracción. Se espera que el número de ordenaciones disminuya a 14 en 2025, aumente ligeramente a 17 en 2026 y vuelva a descender a 14 en 2027. Tras estos promedios nacionales se esconden marcados contrastes locales y, en algunos casos, una profunda preocupación.

Pocas voces han captado esa preocupación con tanta claridad como la del obispo Philip Egan de Portsmouth. En una carta pastoral reciente, señaló que su diócesis perdió diez sacerdotes en un solo año, ordenando solo a uno. Por primera vez, advirtió, Portsmouth podría no enviar ningún nuevo candidato al seminario. El desequilibrio entre pérdida y reemplazo, sugirió, ya no es una amenaza lejana, sino una realidad.

La experiencia de Portsmouth no es única. Diez diócesis no registraron ordenaciones sacerdotales en 2024, y se proyecta que cinco no tendrán ninguna entre 2025 y 2027: Hexham y Newcastle, Menevia, Middlesbrough, Nottingham y Wrexham. Estas brechas influyen cada vez más en las decisiones en los niveles más altos del gobierno de la Iglesia.

En diciembre, el papa León XIV aceptó la renuncia del obispo Terence Drainey de Middlesbrough al llegar a la edad de jubilación. En lugar de nombrar un sucesor, el papa nombró administrador apostólico al obispo Marcus Stock, de la vecina Leeds. En un mensaje a los fieles, Stock habló abiertamente sobre la posibilidad de explorar una cooperación más estrecha entre las dos diócesis históricas, un lenguaje que muchos interpretaron como un paso cauteloso hacia una eventual unión estructural. Una lógica similar ya ha prevalecido en otros lugares: el año pasado, la diócesis de Menevia se fusionó formalmente con la archidiócesis de Cardiff para formar la nueva archidiócesis de Cardiff-Menevia.

Irónicamente, estas consolidaciones institucionales se producen en un momento en que el interés por la formación sacerdotal muestra tímidos indicios de vida. En 2024, 25 hombres ingresaron a la formación sacerdotal en Inglaterra y Gales, la cifra más alta desde 2020. El número total de seminaristas ascendió a 117, frente a los 110 del año anterior. Los que ingresan no son, en promedio, jóvenes que acaban de terminar la escuela: la edad media de ingreso al seminario diocesano se situó en 33,4 años, con un promedio de candidatos para el año preparatorio de poco más de 29 años. Este perfil más antiguo refleja un patrón observado en gran parte de Europa Occidental, donde las vocaciones surgen cada vez más del discernimiento adulto en lugar de la adolescencia.

Junto con el sacerdocio, el diaconado permanente continúa expandiéndose discretamente. En 2024, se ordenaron 24 nuevos diáconos permanentes y 110 hombres estaban en formación, un aumento notable con respecto al año anterior. Con una edad promedio de ingreso superior a los 50 años, el diaconado se ha convertido en un recurso pastoral importante, especialmente en diócesis con dificultades para dotar de sacerdotes a sus parroquias. Las previsiones sugieren que las nuevas ordenaciones diaconales alcanzarán un máximo de 38 en 2026, antes de volver a descender.

Los cambios de liderazgo también están transformando el panorama eclesial. El 19 de diciembre, el Papa León XIV nombró al arzobispo electo Richard Moth como nuevo arzobispo de Westminster, sucediendo al cardenal Vincent Nichols y colocándolo al frente de la Iglesia en Inglaterra y Gales. Moth llega a Westminster tras dirigir la Diócesis de Arundel y Brighton, una diócesis que disfrutó de un breve periodo de ordenaciones en 2024 y 2025, pero que se prevé que no tenga ninguna en los dos años siguientes.

Incluso Westminster, la diócesis más grande y visible del país, refleja la fragilidad general. Sirviendo a aproximadamente 450.000 católicos, ordenó a dos sacerdotes en 2025, pero espera solo uno por año en 2026 y 2027. Liverpool, con cuatro ordenaciones en 2024, encabezó el recuento nacional, seguido de Westminster y el Ordinariato, cada uno con tres; cifras que subrayan la concentración de vocaciones.

En conjunto, los datos sugieren que la Iglesia en Inglaterra y Gales podría haber alcanzado una meseta demográfica en lugar de un punto de inflexión. El flujo de candidatos a la formación ofrece cierta tranquilidad, pero las cifras proyectadas de ordenaciones y el creciente número de diócesis sin nuevos sacerdotes apuntan a tensiones estructurales. Las fusiones, el liderazgo compartido y una mayor dependencia de los diáconos permanentes ya no son opciones teóricas, sino respuestas prácticas a una realidad cambiante.

Que este frágil equilibrio pueda mantenerse dependerá menos de fluctuaciones a corto plazo que de la capacidad de la Iglesia para fomentar las vocaciones en una cultura secularizada, al tiempo que reinventa la vida pastoral con menos sacerdotes. Por ahora, las cifras cuentan una historia contenida pero inequívoca: la estabilidad, donde existe, sigue siendo vulnerable, y la forma futura del ministerio católico en Inglaterra y Gales todavía está en constante cambio.

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Elizabeth Owens

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