Una reunión de cuatro días ha realizado en Roma la Conferencia de los Obispos Latinos para las Zonas Árabes (CELRA). El vicario del Patriarcado Latino para los católicos en Israel que hablan hebreo y para los inmigrantes, David M. Neuhaus S.J., le indicó en entrevista a ZENIT las dificultades de este momento específico en Siria y Egipto y el cambio que se ha registrado en el panorama internacional después de la vigilia de oración y ayuno que convocó el papa Francisco. Si bien el tema central fue la vida pastoral de estas comunidades que deben vivir con coherencia su fe católica siendo minorías entre personas de otras religiones.
“Nuestra conferencia episcopal –precisó el vicario-- tiene una reunión anual y cada dos años lo hace en Roma, o sea esta es una reunión habitual, que entretanto está marcada por dos eventos especiales: los 50 de la fundación de la CELRA que nació en 1962-63 durante el Concilio. Y la otra cosa es la situación dramática que se vive en nuestros países”.
El rev. Neuhas precisó que debido a dicha situación “lamentablemente no pudieron venir el vicario de la diócesis de Siria ni tampoco el obispo de Egipto, las dos naciones que viven una situación delicada en este momento”.
Si bien la reunión es de temas fundamentalmente pastorales, el vicario de Sait James reconoció que “hemos hablado mucho de la situación en Siria y en Egipto, porque todos los países de nuestras diócesis son tocados por la instabilidad en esa zona”.
Indicó que “venimos de cuatro países de Tierra Santa: Israel, Palestina, Jordania y Chipre. Y de otras naciones de la región como Líbano, Siria, Irak, que se suman a los países del Golfo Árabe que están divididos en dos diócesis, la de Arabia del norte y Arabia del Sur. También de Egipto, Somalia y Yibuti. Una conferencia episcopal extraña en la que tenemos dificultad para encontrar un país en donde reunirnos sin problema”.
Y precisó que no se trata de “una visita 'ad límina', porque esas se realizan cada cinco años. Esta en cambio es la reunión anual de la CELRA que el año pasado fue en Jordania, este tocó aquí en Roma. Reconoció entretanto que “debido a la naturaleza especial de nuestra conferencia episcopal tenemos dificultad de encontrarnos en los países de la zona”.
El vicario considera que “la situación es dramática y ahora le toca a Siria”. Y a este propósito hemos indicado nuestra gratitud hacia el papa por las iniciativas tomadas y que propuso a todo el planeta, como la jornada de ayuno y oración por la paz en el mundo. Nosotros hemos notado --no sabemos si es un milagro o menos-- que antes de la vigilia todos los países del mundo decían guerra, guerra, guerra, y ahora se ha vuelto más: diálogo, diálogo, diálogo. Y estamos muy contentos por este resultado”.
“La situación entretanto sigue siendo dramática y tenemos que rezar intensamente para que se resuelva esta situación terrible” dijo.
Precisó que no tendrán un encuentro formal con el papa “porque no es una visita 'ad limina' si bien, fuimos acogidos en grupos y hemos rezado con él en la misa que celebra diariamente en Santa Marta”.
“La posibilidad del diálogo --consideró el vicario-- la consideramos factible porque Dios lo puede todo. Nosotros no somos hombres políticos que tienen que proponer etapas prácticas para el diálogo, sino que tenemos que dar siempre palabras que dan esperanza al pueblo. Nuestra profesión es una profesión de esperanza y de perdón. En Siria hay una guerra civil que es terrible”.
Interrogado por ZENIT si se trata de una guerra civil o si hay de todo, el reverendo Neuhaus precisó: “Hay también las fuerzas extranjeras que entran para ayudar a las dos partes. Nosotros no estamos para tomar posición a favor o contra, sino sobre los valores de la Iglesia, porque es el pueblo que paga el precio de esta guerra”.
“Los cristianos, digamos la verdad están divididos” dijo y el vicario y precisó: “La jerarquía en Siria se muestra grata hacia el gobierno porque siempre se ha mostrado muy tolerante de la presencia cristiana y hay miedo de sectores opositores que son demasiado islámicos”. Y añadió que “los miedos son claros, pero hay que decir que la iglesia tiene que estar siempre cerca de este pueblo dividido, y tiene que rezar por el perdón, la esperanza, la unidad, y caminar hacia un futuro que sea mejor”.
Sobre el miedo de que un ataque occidental produzca represalias contra los cristianos, el sacerdote indica: “No es la único miedo, el miedo es claro. Nosotros tenemos al ver la historia y la intervención en Afganistán no fue un gran éxito, en Irak tampoco. ¿Por qué esta vez debería ser mejor? Aquí debemos apoyar el diálogo, porque se puede entrar y asesinar a todos, porque eso es la guerra. Nosotros en cambio queremos que todos los jefes del gobierno y la oposición puedan resolver la situación en manera pacífica”.
“Este fue uno de los temas --indicó el vicario del Patriarcado- pero hemos tratado muchos otros que tratan de la vida pastoral de nuestros fieles. Tuvimos reuniones con el Card. Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo Cor Unum; con el presidente del Pontificio Consiglio per la Famiglia, el arzobispo Paglia que ha tratado temas perpetuos de la vida pastoral entre nuestros fieles, que tocan al familia y el año de la Fe y con el cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo de la Justicia y de la Paz, y el diáologo fue muy fructífero".
“Lo particular de nuestras iglesias --concluyó el vicario-- es que viven como minorías mientras que la mayoría vive en ambientes islámicos. Mis fieles viven no en medio de los musulmanes pero de la población judía, pero aquí también somos una pequeña minoría y tenemos que tratar de vivir nuestra fe en modo coherente, estamos abiertos al diálogo entorno nuestro, y también al diálogo ecuménico con otras minorías cristianas”.