CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 25 junio 2008 (ZENIT.org).- El presidente de Caritas Internationalis, el cardenal Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, afirma que sería un escándalo el que los países ricos sean indiferentes ante ¡los pobres de los países por carencia de financiación al desarrollo.
El llamamiento tiene lugar con motivo de la reunión de los líderes del G8 (el grupo de los siete países más industrializados y Rusia), que tendrá lugar del 7 al 9 de julio en Hokkaido (Japón), con el fin de discutir sobre el desarrollo, entre otros asuntos.
Caritas les pide que cumplan sus promesas pasadas sobre la cantidad y calidad de la ayuda, con el fin de asegurar la financiación de una serie de objetivos para combatir la pobreza, denominados Objetivos de Desarrollo del Millenio (ODM).
En el caso de la comunidad internacional, la ayuda total en conjunto ha disminuido del 8,4% en 2007, respecto al 2006, tras una reducción del 5,1% entre el 2005 y el 2006.
En una declaración conjunta de Caritas y CIDSE (la Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Solidaridad), firmada por el cardenal Rodríguez se afirma: "Lamentamos tener que escribir de nuevo en 2008, para recordar a los Gobiernos donantes las promesas no cumplidas. Ahora existe un peligro real de que los Objetivos de Desarrollo del Milenio sean recordados sólo como palabras vacías. Eso alimentará el cinismo con el que tanta gente de los países en desarrollo escucha las manifestaciones de preocupación de los países más ricos, respecto a las necesidades de los más necesitados".
Los líderes del mundo prefijaron el 2015 como plazo para alcanzar los ocho ODM, como un reto concreto al compromiso político.
Para el Cardenal Rodríguez: "Ahora, siete años y medio después de la Declaración del Milenio, estamos a medio camino para llegar al 2015 y es evidente que demasiados países fracasarán porque no alcanzarán los objetivos. En algunos casos, a la marcha actual de progresos, podrían tener que esperar más de cien años antes de alcanzar las metas prefijadas. Para los estados miembros de los G8, el reto de recuperar velocidad, para sus objetivos de 2015 es enorme. Esta suposición, que evidencia esas promesas, compartida tanto por la sociedad civil como por los políticos, es que la ayuda supone una gran diferencia, en la vida de los pobres y es un factor esencial, en todas estrategias orientadas a alcanzar los ODM. Realmente, celebramos los progresos alcanzados en muchos países, porque tienen gobiernos que se han comprometido realmente a reducir la pobreza y han demostrado que pueden emplear de manera adecuada los recursos a su disposición".
Los líderes del G8 también discutirán del cambio climático. En palabras del Cardenal: "Los pobres de los países en desarrollo son quienes sienten las peores consecuencias del cambio climático - cuando son los menos responsables de las emisiones que lo han provocado. La ayuda humanitaria ya está tomando una gran parte de la ayuda de los donantes. El peligro es que, con el fin de responder a esas nuevas amenazas, la comunidad de donantes, en lugar en encontrar nuevos recursos para ayudar a los países en desarrollo a responder a las emergencias y adaptarse al cambio climático, desviará los ya escasos recursos estipulados para el desarrollo. Por este motivo, exhortamos a los gobiernos para que se aseguren de que los recursos puestos a disposición para ayudar a los países en desarrollo a adaptarse al cambio climático sean adicionales a los recursos para el desarrollo y la reducción de la pobreza".