Por H- Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, martes 9 de octubre de 2012 (ZENIT.org).- La apertura del Año de la Fe --que inicia con una celebración el próximo jueves 11 en la plaza de San Pedro- fue ilustrada hoy a los periodistas presentes en la Sala de Prensa de la Santa Sede, por el presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, monseñor Rino Fisichella y por el secretario de dicho Consejo, el colombiano José Ruíz Arenas. Monseñor Fisichella, en el diálogo con periodistas, recordó que es preciso "volver a ser comunidades que anuncian al Señor".

Monseñor Fisichella dijo que no es por casualidad que el día del inicio del Año de la Fe coincida con el cincuentenario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II: "La fecha es una oportunidad para volver al Concilio que marcó de manera determinante la vida de la Iglesia del siglo XX y para verificar sus enseñanzas durante estas décadas y en los próximos años, visto que marcarán el empeño de la Iglesia en favor de la nueva evangelización".

El presidente del dicasterio --querido por Benedicto XVI y anunciado en junio de 2010--, añadió: "De hecho el Vaticano II quiso ser un momento privilegiado de nueva evangelización", y, a través de sus documentos, emerge de manera cada vez más evidente que su intención "era la de hablar de nuevo al hombre de hoy de Dios y de la importancia de la fe para su vida".

Esta idea, prosiguió el prelado, la expresa en manera clara Benedicto XVI en la carta apostólica Porta Fidei que invita a leer las enseñanzas del concilio de manera apropiada, y asimilados como textos calificados y normativos del Magisterio, dentro de la tradición de la Iglesia.

Será un año dedicado también a la formación de los fieles, "en particular con la catequesis, en la vida sacramental de la comunidad cristiana y en el testimonio de fe que cada uno está llamado a seguir" dijo.

Por ello, indicó, que durante la ceremonia de apertura del Año de la Fe, "serán leídos algunos trechos de las cuatro constituciones conciliares que marcaron los trabajos del concilio y la renovación de la vida de la Iglesia". A continuación se realizará una procesión --que evocará la de 1962- en la que este jueves participarán los obispos, padres sinodales y todos los presidentes de las Conferencias episcopales del mundo y 14 de los 70 padres conciliares que aún están en vida, o condiciones de salud que le permiten estar presentes.

Así como Pablo VI al cierre del concilio entregó mensajes al pueblo de Dios, ahora Benedicto XVI los dará a diversas categorías de personas, iniciando por los gobernantes en las personas del decano y vicedecano del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, a cinco embajadores ante la Santa Sede, uno por cada continente, así como a hombres de ciencia, entre ellos la física italiana Fabiola Gianotti, responsable del descubrimiento de la llamada "partícula de Dios"; a un filósofo alemán, Gerard Lohfink; y a artistas.

También recibirán este mensaje diversas mujeres, como la periodista mexicana Valentina Alazraki; deportistas, religiosas como sor María Ko Ha Fong (Hong Kong, China), de la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora y periodistas como la directora del National Review Online, Kathryn López.

Serán entregados los textos también a trabajadores, entre ellos uno de los mineros chilenos que se quedó atrapado con 32 colegas en la mina de San José; dos filipinos inmigrantes en Italia junto a sus cuatro hijos; a enfermos y diversos jóvenes, como la brasileña Tatiane Araujo, de la comunidad Shalom. Además, con motivo del vigésimo aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, será entregada una edición especial a dos representantes de los catequistas.

"Como se ve --dijo monseñor Fisichella- se mezclan personalidades conocidas junto a creyentes de todo el mundo que han representado situaciones emblemáticas del empeño de la fe".

"Pasan los años, entretanto la fuerza del Vaticano II permanece con su carga de deseo de que al mundo entero le llegue el evangelio de Cristo", concluyó.

Durante las preguntas y respuestas recordó que en muchísimas iglesias y parroquias se celebrará también la apertura del Año de la Fe, lo que servirá para potenciar los trabajos pastorales. Recordó que es un año particular "en el que se abre una experiencia de nueva evangelización", si bien en los años anteriores se realizaron diversas experiencias de este tipo. Y precisó que es un camino marcado hace 30 años, por la carta apostólica de Juan Pablo II "Novo Millennio Ineunte", en la que se veía claro el drama del secularismo.

Recordó también que se busca mostrar la unidad más que las experiencias particulares, y reconoció que "hemos burocratizado demasiado los sacramentos y la vida pastoral", por lo que es necesario "volver a ser comunidades que anuncian el Señor". Precisó también que la secularización ya empieza con la Primera Guerra Mundial y que el Concilio concluido en 1965 presentó la Gaudium et Spes, reconociendo los puntos positivos de la laicidad. Si bien la revolución de la Sorbona (mayo 1968) marca otro hito en este camino.

Sobre la fuga de noticias reservadas de la secretaría privada del papa, monseñor Fisichella recordó que se trató de un caso local, triste, que demuestra la crisis de la fe "pues si la ayuda a la Iglesia pasa por los escándalos, me pregunto dónde está la vida de fe".