En el encuentro, el pontífice recordó los momentos decisivos de la peregrinación a Roma: el momento en que se cruza la Puerta Santa, la visita a la tumba de los apóstoles. Además, estos peregrinos africanos irán después a Tierra Santa. Un recorrido de dos mil años de fe, explicó el obispo de Roma, que constituye un signo «para renovar la fidelidad en el camino que conduce a Cristo».
Los días de oración en los lugares cristianos de Roma y Palestina, deseó el pontífice, tendrán que ayudar a este grupo de peregrinos a regresar a su país con la voluntad de «trabajar sin descanso para edificar un mundo digno del hombre y digno de Dios, prestando atención a la justicia y la solidaridad».