CHICAGO, 29 sep (ZENIT.org).- En un mundo globalizado, en el que el pluralismo facilita la elección de un credo religioso, pero también promueve el relativismo imperante, la misión «es posible y urgente y debe comprometer a todos los cristianos».

Esta es la conclusión a la que llegó el arzobispo Marcello Zago, secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, quien intervino ayer por la tarde en Chicago, en la inauguración del Congreso «Mission 2000». El encuentro reunirá hasta el próximo domingo, 1 de octubre, a 700 delegados de todas las diócesis estadounidenses que están examinando el presente y el futuro de la misión en los Estados Unidos y frente al resto del mundo.

La intervención del arzobispo Zago ha sido recogida y distribuida por la agencia de las comunidades religiosas «VID».

En su discurso de apertura, monseñor Zago trazó seis desafíos que exigen una respuesta: «Armonizar la audacia en la proclamación del Evangelio con el camino del diálogo», «participar en la misión tanto en la propia realidad como a nivel planetario», «promover la justicia social y la reconciliación entre los pueblos», «trabajar por la inculturación y mantener un espíritu universal», «promover la vocación y compromiso de los laicos, sobre todo en la vida política y social», «intensificar la comunión eclesial y respetar los diversos carismas y su identidad».

En el curso de su extensa exposición monseñor Zago consideró que el camino más eficaz para la misión hoy día es el del testimonio de la caridad. Para ello, ofreció varios ejemplos.

Ante todo mencionó el «impacto del trabajo de la Madre Teresa de Calcuta sobre la cultura india, que supera las diversas formas corrientes de acción educativa y de compromiso social, y ejerce una influencia más fuerte que la simple promoción de la justicia».

El prelado reveló también en «Mission 2000» un caso que hasta ahora era desconocido. «En los años ochenta», el coronel Muamar el Gadafi, presidente de un país que entonces era «cerrado y hostil» a la Iglesia, pidió al Vaticano que enviara religiosas para trabajar en los hospitales estatales. Con mucha dificultad se encontraron 200 religiosas que aceptaron la propuesta. «Su presencia en los hospitales --explica Zago-- ha cambiado la imagen de la Iglesia entre la gente».

Este testimonio de la caridad, consideró Zago, se hace concreto hoy día en especial ante la «gran necesidad de reconciliación que hay entre comunidades: es una forma de evangelización capaz de influir en la transformación de los valores».

Ahora bien, la situación de algunos países, sobre todo en África, requiere que los cristianos sean también misioneros con otra forma de testimonio: «el camino del martirio».