«The Guardian» acusa de discriminación una ley del siglo XVII, según la cual, quienes no son protestantes y los hijos ilegítimos no pueden acceder al trono.
El periódico quiere denunciar también la ley de 1848 que prevé la expulsión para quien invoque el derrocamiento de la monarquía británica.
Por último, propone la celebración de un referéndum sobre la venerable institución monárquica.