La Iglesia italiana en ayuda de Colombia

Financia proyectos para la promoción de la paz

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ROMA, 7 dic (ZENIT.org).- La Iglesia en Colombia no está sola en su labor de evangelización y de promoción de la paz. La Caritas internacional está siguiendo paso a paso el difícil proceso de paz que tiene lugar en estos momentos, ofreciendo ayudas concretas.

Desde Italia, la Cáritas ha destinado mil millones de liras (450.000 dólares) y otros 500 millones (225.000 dólares) de la Conferencia Episcopal italiana, para proyectos de apoyo a la labor de las órdenes misioneras en su labor de promoción humana integral y de promoción del diálogo y la paz.

Con este motivo, se celebró en la sede central de Caritas italiana un seminario que llevaba por lema «Colombia, una Iglesia por la paz». Ha sido la ocasión para tomar el pulso al país sudamericano, ensangrentado por una guerra civil que dura decenios.

Monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director de Caritas colombiana, citó en el encuentro los 259.466 homicidios del último decenio, 98 al día, 4 cada hora.

La situación se complica con la presencia de tres siglas guerrilleras (FARC, ELN, EPL) además de los paramilitares de autodefensa, pagados por los propietarios de tierras. Luego están las bandas criminales urbanas que viven de secuestros: 2.693 en 1999, y llegan ya a 1.418 los del primer semestre de este año.

Y en medio de todo esto, los intereses creados en torno a la coca.

En el encuentro se analizó precisamente el Plan Colombia, un proyecto de reconstrucción del país que trata de liberarle de la droga. Cuesta 7.500 millones de dólares, la mitad de ellos financiados por Estados Unidos. En la agenda del proyecto, se encuentra la guerra al narcotráfico y la destrucción de los cultivos de coca.

La Iglesia colombiana, sin embargo, muestra su perplejidad ante sistemas como el de la fumigación masiva de los campos.

En el encuentro, monseñor Henao Gaviria, explicó que los obispos no ven claramente el proyecto en su globalidad. «Si bien se plantean criterios para erradicar prioritariamente los cultivos ilícitos (los cultivos de tipo industrial), no se ven claramente delineadas las políticas y las estrategias para la sustitución de estos cultivos a menor escala. Nos preocupan los métodos que se utilizan para erradicar los cultivos ilícitos, comenzando por las fumigaciones en el sur del país, y la falta de seguridad sobre sus efectos nocivos, tanto para la vida humana como para el ambiente».

El padre Guido Miglietta, director del Secretariado de Caritas italiana para América Latina, explica: «Las fumigaciones empujan a la población a abandonar las áreas «saneadas». La represión armada contra la guerrilla desencadena nuevas violaciones de los derechos humanos en perjuicio de los civiles implicados».

La Iglesia es partidaria en cambio de una solución política, con la negociación entre las partes en causa.

Por lo que se refiere a la cuestión del tráfico y producción de la droga, si bien la Iglesia coincide con la necesidad de acabar con estos cultivos, afirma también que el problema lo plantean los países occidentales.

El padre Gatenao Mazzoleni, misionero italiano en Colombia, lo explicaba así: «Con frecuencia me preguntan: cuando van a dejar los colombianos de producir coca. Yo siempre respondo: ¿cuándo dejará Occidente de consumarla?»

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ZENIT Staff

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