Juan Pablo II: El cristiano debe transformar las estructuras de injusticia

Insiste en reafirmar la primacía de «la ética sobre la técnica»

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CIUDAD DEL VATICANO, 13 dic (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha hecho esta mañana un llamamiento a todos los cristianos a cambiar las estructuras de injusticia de la sociedad de inicios de milenio y a transformarlas con la ética y solidaridad que Dios exige al hombre en la Biblia.

Al intervenir esta mañana en la tradicional audiencia de los miércoles, que tuvo lugar en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa constató que «La complejidad de la sociedad moderna hace cada vez más arduo el compromiso de animar las estructuras políticas, culturales, ecuménicas y tecnológicas que con frecuencia no tienen alma».

Ahora bien, «en este horizonte, difícil y prometedor –añadió–, la Iglesia está llamada a reconocer la autonomía de las realidades terrenas, pero también a proclamar eficazmente la prioridad de la ética sobre la técnica, la primacía de la persona sobre las cosas, la superioridad del espíritu sobre la materia».

Escuchaban al Papa 35 mil peregrinos procedentes de los cinco continentes. Después de haber hablado en semanas anteriores sobre la colaboración que tienen que promover los católicos con los demás cristianos, los demás creyentes y con los ateos, continuó sus catequesis en esta fase final del Jubileo afrontando la manera en que los católicos deben comprometerse en las realidades temporales.

De hecho, dijo, si bien «nuestra patria está en los cielos», «esto no quiere decir que podamos esperar pasivamente la entrada en la patria». Al contrario, el pontífice exhortó a los cristianos a comprometerse activamente al servicio de lo terrenal.

«Por desgracia –constató con tristeza–, con frecuencia, el hombre no cumple esta misión que le ha sido confiada por Dios como un artífice sabio, sino como un tirano prepotente. Al final, se encuentra con un mundo devastado y hostil, con una sociedad fracturada y lacerada».

Por eso, Juan Pablo II dijo con claridad: «tenemos que replantear con la gracia de Cristo Redentor nuestro designio de paz y de desarrollo, de justicia y de solidaridad, de transformación y valoración de las realidades terrestres y temporales, bosquejado en las primeras páginas de la Biblia».

«Tenemos que continuar la gran aventura de la humanidad en el campo de la ciencia y de la técnica, excavando en los secretos de la naturaleza –añadió–. Es necesario desarrollar –a través de la economía, el comercio, la vida social–, el bienestar, el conocimiento, la victoria sobre la miseria y sobre toda forma de humillación y de dignidad humana».

«Al participar en esta obra y en esta lucha –concluyó–, los cristianos están llamados a colaborar con el Creador para realizar sobre la tierra una «casa del hombre» que sea más conforme con su dignidad y con el designio divino, una casa en la que «amor y verdad se han dado cita, justicia y paz se abrazan»».

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ZENIT Staff

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