BAGDAD, 18 dic 2000 (ZENIT.org-AVVENIRE).- «Ha sido injusto. ¿Por qué impedir a la gente el moverse en libertad? No había motivo alguno. Estos diez años han sido como una losa, de lutos, lágrimas y pobreza». En vísperas de la Navidad, las palabras del arzobispo auxiliar del Patriarcado católico caldeo, el que reúne al mayor número de cristianos en Irak, monseñor Emmanuel Delly, son desgarradoras.
Esta entrevista de monseñor Delly se convierte en un duro ataque a la política del embargo impuesta por Estados Unidos a Irak, que está cobrándose miles de vidas humanas --según Unicef cada mes la malnutrición mata a más de 4.500 niños de menos de cinco años-- y eterniza a Sadam Hussein en el cargo, pues el régimen controla mucho más fácilmente todas las entradas y salidas económicas, alimenticias y humanitarias en el país.
--De todos modos, monseñor, ya se ha vuelto a abrir el aeropuerto internacional, aunque sea en contra de los términos del embargo impuesto por la ONU. Es algo que invita a la esperanza...
--Monseñor Emmanuel Delly: Ciertamente pero queremos que se levante totalmente el embargo. Porque sus efectos son y serán devastadores todavía durante años. La gente, los iraquíes, dejan el país en busca de esperanza y esto no me parece justo. No hay trabajo, no hay dinero...Creen que irse es mejor que estar aquí. Pero esto no es verdad. No creo que vivir fuera del propio país sea mejor. Muchas personas me han dicho que un solo día en Irak vale mil días fuera porque como inmigrante seré siempre considerado un extranjero. Obligado a viajar como clandestino, obligado a trabajar como clandestino, obligado a mendigar y siempre en soledad. Porque incluso los otros hermanos no tendrán tiempo para ayudarme.
--Tiene razón. Pero ¿hay otra alternativa?
--Monseñor Emmanuel Delly: Aquí somos todos pobres pero al menos nos damos una mano y luego está claro que todos los problemas vienen de las sanciones de la ONU.
--¿Cual es su llamamiento al mundo?
--Monseñor Emmanuel Delly: Lo he dicho. Pero aunque usted lo escriba nadie le escuchará. Fuera el embargo. Los occidentales, los europeos están haciendo mucho en este sentido, pero están bajo la presión del gobierno estadounidense presionado por los judíos. El pueblo norteamericano tiene un corazón bueno pero la propaganda de la Casa Blanca juega en contra.
--¿Sigue bombardeando su país Estados Unidos?
--Monseñor Emmanuel Delly: Yo no lo puedo saber. Pero siempre y en cualquier momento pueden hacerlo. Es la «polis» del mundo. Depende de vosotros. La política y sus intereses, como bien sabemos, no tienen amigos.
--¿Qué es lo que más le ha impresionado en estos últimos diez años?
--Monseñor Emmanuel Delly: Descubrir que Irak está enfermo, que ha sido envenenado.
--¿Qué quiere decir?
--Monseñor Emmanuel Delly: Que nunca como en estos últimos años me he dado cuenta de que hay nuevas enfermedades. El cáncer traído por los misiles que nos han caído encima. El aire envenenado. Antes no se escuchaban tantas noticias de muertes por cáncer y de niños que nacen con malformaciones. Especialmente en el sur de Irak. Donde, como me han dicho, han sido usados proyectiles con uranio empobrecido.
--Monseñor Delly, ¿cuál es su esperanza?
--Monseñor Emmanuel Delly: Ciertamente: el camino es la caridad cristiana. El amor al otro y el perdón, como nuestro Señor en la cruz. Está haciendo mucho por nosotros el Santo Padre. Sus oraciones por la paz y la concordia. Y su profundo interés por este pueblo son cosas que nos están dando gran consuelo y ayuda.
--¿Cómo será vuestra Navidad?
--Monseñor Emmanuel Delly: Sencilla. ¿Cómo podría ser de otra manera si un empleado estatal, o cualquiera que tenga la fortuna de tener un trabajo, gana al mes el equivalente a seis dólares?
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Dec 18, 2000 00:00