Los colegiados, que en esta ocasión no vestían de negro y pantalones cortos, antes de que termine el Jubileo quisieron también ellos participar en una audiencia con el Papa y cruzar la puerta santa de la Basílica de San Pedro del Vaticano en signo de conversión.
Al final de su encuentro con veinte mil peregrinos, el Santo Padre quiso saludar particularmente a estos huéspedes tan particulares, convocados por la Asociación Italiana de Árbitros.
«¡Bienvenidos y gracias por vuestra visita!», les dijo el pontífice. «En estos últimos meses he podido encontrarme en varias ocasiones con representantes del mundo del deporte, especialmente del fútbol. Vuestra presencia me ofrece hoy la oportunidad de recordar una vez más la importancia de la práctica deportiva, cuando está inspirada por valores humanos y espirituales».
Por eso, les dijo a los árbitros: «Sed siempre testigos de estos valores».
Antes de despedirse, les deseó «de corazón» a los colegiados y a sus familias «una Navidad de alegría y de paz».