CIUDAD DEL VATICANO, 18 dic 2000 (ZENIT.org).- En presencia de Juan Pablo II, se celebró esta mañana en el Vaticano la promulgación del reconocimiento de 102 mártires asesinados por odio a la fe durante la persecución religiosa en España.
Al mismo tiempo, el Papa reconoció la santidad de vida de cuatro beatos que pronto serán canonizados, se trata de tres religiosas (una italiana, una francesa y una alemana) y de un obispo italiano. Con la aprobación dada hoy por el Papa también será beatificada una fundadora canadiense.
Asimismo, la Santa Sede, en la misma ceremonia, reconoció las virtudes heroicas de siete siervos de Dios que de este modo dan un paso decisivo hacia la beatificación (para la que sólo les quedará el reconocimiento de un milagro).
En su saludo dirigido al Santo Padre, el arzobispo José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, se refirió «al martirio histórica y teológicamente certificado» de los 102 sacerdotes, religiosos y laicos, que la arquidiócesis de Valencia ha podido individuar entre más de mil «testigos de la fe».
«Lo que impresiona en este grupo de mártires --explicó en este sentido-- es su extraordinaria fortaleza, su profunda formación religiosa, su mansedumbre, su capacidad de perdón, la disposición gozosa para el martirio, hasta el punto de suscitar incluso estupor entre sus perseguidores que dieron pruebas de una ferocidad increíble y sin el más mínimo de humanidad».
Entre los nuevos modelos de santidad propuestos por la Iglesia, el arzobispo Saraiva Martins presentó al beato Giuseppe Marello, obispo de Acqui (Italia), quien en tiempos del Concilio Vaticano I «comprendió el deber de oponerse con decisión al materialismo, a la masonería, al anticlericalismo que entonces imperaban». Instituyó la Congregación de los Oblatos de San José, confiándolos «con un especial mandato de fidelidad al Papa, el compromiso de un intenso apostolado al servicio de toda la Iglesia».
Los expertos de la Congregación para los Santos han constatado tres milagros atribuidos a la intercesión de las beatas Teresa Eustochio, italiana (1801-1852), fundadora del Instituto de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús; de Francesca Salesia, francesa, (1844-1914), fundadora de la Congregación de las Religiosas Oblatas de San Francisco de Sales y de María Crescenzia, alemana (1682-1744), religiosa de la Tercera Orden Regular de San Francisco.
Otro milagro constatado atribuido a su intercesión, abre las puertas de la beatificación a Emilia Tavernier, canadiense, (1800-1851), viuda, fundadora de la Congregación de las Religiosas de la Providencia de Montreal.
Por último, la Iglesia ha reconocido hoy las virtudes heroicas de siete religiosos, hombres y mujeres. Se encuentran ya, por tanto, en la antesala de la beatificación, según establece el riguroso proceso establecido por la Santa Sede.
Cinco son religiosas. Entre ellas se encuentra una nicaragüense, María Romero Meneses, (1902-1977), religiosa del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora; de la mexicana Liberata del Sagrado Corazón de Jesús, su nombre de pila era Liberata Orozco Santa Cruz, (1834-1926), fundadora de la Congregación de las Religiosas Franciscanas de Nuestra Señora del Refugio; de la española, María Pilar Izquierdo Albero, (1906-1945), fundadora de la Obra Misionera de Jesús y María; de la italiana María Candida de la Eucaristía (1884-1949), carmelita descalza; Sanzia Szymkowiak, polaca, (1910-1942), religiosa de la Congregación de la Bienaventurada Virgen María Dolorosa.
Los dos religiosos a quienes la Iglesia ha reconocido las virtudes heroicas son Vendelino Vosnjak, esloveno, (1861-1933), sacerdote de la Orden de los Frailes Menores y Giuseppe Ghezzi, italiano, (1872-1955), de la Orden de los Frailes Menores.
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Dec 18, 2000 00:00