Juan Pablo II recuerda a los últimos misioneros martirizados

Pide no olvidar la sangre derramada al servicio del Evangelio y los pobres

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CIUDAD DEL VATICANO, 25 mar 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II hizo este domingo un reconocimiento público de la extraordinaria labor que realizan los misioneros al servicio de los más débiles, arriesgando la propia vida, como lo demuestran los últimos religiosos y religiosas asesinados en los últimos años.

Las declaraciones del Santo Padre tienen lugar al final de una semana en la que los medios de comunicación han informado sobre casos de abusos sexuales sufridos por religiosas en territorios de misión, estigmatizando injustamente a los más de 200.000 religiosos y un millón de religiosas esparcidos por el mundo.

El Papa, que no hizo referencia directa a estos lamentables acontecimientos, tomó pie en su intervención de la Jornada de oración y ayuno por los misioneros mártires, que como ya es tradición desde la última década se celebró el 24 de marzo.

«Esta iniciativa, promovida por el Movimiento Juvenil de las Obras Pontificias Misionales –aclaró–, invita a las comunidades eclesiales a recordar a los hombres y mujeres que han muerto a causa de su fidelidad a Cristo y al Evangelio».

Al gran numero de misioneros asesinados, recordó el obispo de Roma, «en el año 2000 se les han unido 29 nombres». «Que su sacrificio, unido al de Cristo, sea levadura de amor, de justicia y de paz, para que crezca en la historia el Reino de Dios».

Desde que las noticias sobre religiosas que han sufrido abusos sexuales se hicieron de dominio público, el Vaticano ha mantenido una línea trasparente: denuncia de la gravedad de estos episodios marginales, ante los cuales ya ha tomado medidas desde hace tiempo, y defensa decidida del compromiso y credibilidad de quienes se entregan a la misión entre los pobres y perseguidos, derramando en ocasiones su propia sangre.

La Jornada de oración y ayuno por los misioneros mártires se celebra el 24 de marzo en recuerdo del homicidio del arzobispo de San Salvador, Oscar Romero, asesinado mientras celebraba la eucaristía en 1980.

Según datos revelados por la agencia misionera de la Santa Sede, Fides, en los últimos once años han sido asesinados 603 misioneros. En este año 2001 ya se han sido asesinados al menos tres religiosos misioneros (dos en India y uno en Brasil).

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ZENIT Staff

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