Lo afirmó ayer Heinrich Pfeiffer, catedrático alemán de iconografía e historia de arte cristiano en la Universidad Pontificia Gregoriana, al presentar en Pescara un libro dedicado al «auténtico icono» de Cristo.
El Rostro Santo, custodiado celosamente en Manoppello y visitado en el último año por un millón de peregrinos, según afirma el padre Pfeiffer, es la Verónica (etimológicamente significa precisamente «vera icona», «verdadero icono»), el velo en el que habría quedado impreso el rostro de Cristo y que se encontraba hasta el año 1600 en la Basílica de San Pedro del Vaticano. En ese año desapareció en circunstancias poco claras.
El libro de Pfeiffer «contribuye de manera decisiva –según el presidente del Instituto Internacional de Investigación sobre el Rostro de Cristo, el cardenal italiano Fiorenzo Angelini– a desvelar el misterio del velo de la Verónica».
Una serie de televisión de la británica BBC, «Son of God» («Hijo de Dios»), cuyo primer capítulo ha sido transmitido este domingo, ha pedido al experto forense Richard Neave, de la Universidad de Manchester, que rehaga la imagen de un palestino basándose en un «cráneo» del siglo I. La imagen que surge de este trabajo de investigación es presentada como una posible imagen de Cristo. Ahora bien, el cráneo del palestino no tenía por qué parecerse a los rasgos propios de Jesús. En este sentido, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.