WASHINGTON, 10 abril 2001 (ZENIT.org).- La Conferencia Regional de Obispos Católicos de Sudán (SCBRC) presentó un memorandum a la delegación de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCC), durante su última visita a Sudán, en marzo pasado, informa «PetersVoice News», en que hace seis peticiones concretas para poner fin a un conflicto que se remonta, con interrupciones, a más de treinta años. La última guerra civil entre el Gobierno y el SPLA dura desde hace 18 años.
Los obispos de esta región martirizada de Africa afirman que la «actual guerra civil que dura ya 18 años entre las fuerzas leales al Gobierno de Sudán (GOS) y el Ejercito de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA) ha producido sufrimiento, privación y muerte de millones de personas en Sudán. La reciente escalada del conflicto, por parte del régimen de Jartum, significa todavía una amenaza de mayor destrucción de vidas, propiedades y culturas enteras».
La Iglesia Católica en Sudán, urge a la Iglesia Católica de Estados Unidos a que se una en la persecución de los siguientes objetivos políticos. Los objetivos que enumeran los obispos sudaneses son seis.
El primer objetivo político, dicen, «debe ser trabajar para que acaben los bambardeos aéreos de poblaciones civiles en las Montañas Nuba, el Nilo Azul del Sur y Sudán del Sur, por parte de del Gobierno de Sudán.
Indica el documento que los obispos de Sudán, junto a la Conferencia Regional de Obispos Católicos de Sudán y la Conferencia de Obispos de Africa AMECEA), han indicado, desde hace tiempo, que el único medio efectivo para «proteger a las poblaciones civiaes y a las instituciones civiles –escuelas, iglesias, clínicas, comedores y centros de ditribución de alimentos, mercados al aire libre, pistas de aterrizaje, etc–» es trabajar por la imposición de una zona de exclusión aérea en la zona del conflicto.
El segundo objetivo político que proponen los obispos africanos es que se detenga la explotación de petróleo en la zona: «Hacemos un llamamiento a la USCC para que se una a nosotros en urgir a las empresas, firmas de inversiones y otra entidades económicas de Norteamérica, Europa y Asia, a que dejen de beneficiarse de las riquezas del petróleo que se explota a expensas de millones de ciudadanos del centro y sur de Sudán, y que sólo sirven para alimentar la máquina de guerra y las enormes violaciones de los derechos humanos fundamentales que derivan de la explotación de estos recursos».
«En especial, llamamos la atención –indican– sobre el hecho de que la explotación petrolífera justifica la limpieza étnica masiva en las zonas de Bahr al-Ghazal, Nilo Azul del Sur, Nilo Alto y las Montañas Nuba, y el desplazamiento de poblaciones enteras».
Que se ayude a detener el hambre «política» y la prohibicón del Gobierno de Jartum a los vuelos humanitarios es la tercera petición que hacen los obispos del área a los obispos estadounidenses: «El uso de los alimentos como un “arma” de guerra por parte de Jartum –denuncian–, y las detenciones de los alimentos y el inicio del hambre para debilitar a la población es quizá el aspecto más devastante del Conflicto de Sudán».
Degraciadamente, añaden este no es el único método que usa el Gobierno de Jartum que también «ha pagado incursiones frecuentes para quemar las cosechas, los campos y los almacenes de alimentos, especialmente en distritos vulnerables, con el fin de crear las condiciones que llevan al hambre».
En cuarto lugar, los obispos de Sudán denuncian la persecución religiosa que «está en el centro de la tragedia del Sudán moderno y una de las principales causas de la guerra». Urgen a la USCC a «que se una nosotros en la oposición no solamente a la infamante Ley de la Asociaciones Misioneras de 1962, sino a sus diversas modificaciones y revisiones, muchas de las cuales han hecho solamente que la situación de los no musulmanes empeore». Una ley discriminatoria no puede ser, dicen «modificada o mejorada» sino solo abrogada. Afirman sí mismo que «la ideología islamista que subyace al régimen de Jartum es una parodia de la normativa del Islam».
Denuncian asímismo, en quinto lugar la esclavitud, como estrategia de guerra y de islamización, e invitan a los obispos estadounidense a colaborar en la promoción del bienestar de los antiguos esclavos.
En sexto lugar se pronuncian por la autodeterminación de la la población de la zona, como una forma de solucioar el largo conflicto que ha desangrado al país.
Y, en conclusión, urgen a la USCC a que incluya los términos de Montañas Nuba, Nilo Azul del Sur y Sudán del Sur en sus declaraciones sobre Sudán. Afirman que no es correcto hablar sólo de Sudán del Sur, como si fuera el único escenario de la guerra. «El conflicto afecta no sólo a las poblaciones del Sur, sino a todos los grupos de etnia africana del país, amenazando con la pérdida de sus culturas, tradiciones y lenguas incomparables».
Firma el comunicado en representación de la Conferencia Regional de los Obispos de Sudán, monseñor Macram Max Gassis, obispo de El Obeid, presidente del Departamento de Medios de Comunicación de la citada Conferencia.