Salarios de ejecutivos: el bajón económico pone algunos límites

21 abr 2001 (ZENIT.org).- ¿Existen límites para los salarios de los ejecutivos? Durante los años del boom de las últimas décadas los incentivos otorgados a los directivos de las empresas alcanzaron niveles récord. La concesión de «stock options» (opciones de compra de acciones) unida al boom de Wall Street, se tradujo en que los directores ejecutivos y otros gozaron de un vertiginoso ascenso de su riqueza.

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Pero ahora los precios han caído, en muchos casos en picado, y numerosas compañías están viendo descender sus ventas. Informes recientes sobre los salarios de los directivos en 2000 evidencian signos de moderación; sin embargo, no todas las empresas han cambiado de dirección.

El reportaje del «Business Week» de 16 de abril sobre los sueldos de los ejecutivos indica que los directores ejecutivos estadounidenses disfrutaron el año pasado de una media salarial de 13,1 millones de dólares. La revista citaba ejemplos de ejecutivos cuya paga fue recortada drásticamente debido a los escasos resultados. Tal fue el caso de Joseph M. Magliochetti, director del fabricante de componentes de automóviles Dana Corp. Perdió sus primas y su paquete de acciones después de que las ventas cayeran un 6% y los beneficios se desplomaran al 44%.

Sin embargo, los directivos en la cumbre de la escala no se vieron muy afectados por el derrumbe. Los 20 mejor pagados ganan una media de 117,6 millones de dólares, lo que supera los 112,9 millones de 1999. El mejor pagado, 239 millones de dólares, es John S. Reed, el ex co- irector de Citigroup.

Parece que en muchas empresas hay poca relación entre los resultados y los salarios. En la compañía Walt Disney, el directivo Michael Eisner fue recompensado con un aumento de sueldo, dos millones en «stock options» en Disney Internet Group valoradas en 37,7 millones y una prima de 11,5 millones de dólares, después de tres años en los que los ingresos de la red cayeron más de la mitad, pasando de los 1.900 millones de 1997 a 920 millones.

En total, las retribuciones en efectivo a los directivos en las 365 mayores empresas de Estados Unidos aumentaron un 18% en 2000, mientras que el total de los sueldos se incrementó un ,3%. «Business Week» indica que esta subida está muy lejos del 4,3% de aumento salarial que recibieron los trabajadores el año pasado.

Algunas empresas han vinculado las compensaciones a rendimientos futuros. En Coca-Cola, el directivo Douglas N. Daft fue favorecido con 87,2 millones en acciones restringidas, pero sólo recibirá el monto total si logra aumentar las ganancias por acción en un 20% anual durante cinco años.

Otros datos sobre los salarios de los ejecutivos provienen de una empresa de consultoría de Nueva York, «Pearl Meyer & Partners», informaba el «New York Times» del 14 de febrero. Según esta investigación la compensación media de los directores ejecutivos alcanzaba los 10,9 millones de dólares en 2000, un 16% de aumento sobre el año precedente.

Las compensaciones de los directores ejecutivos se han más que duplicado desde 1995, según Pearl Meyer, cuando las 50 compañías examinadas pagaron una media de 4,4 millones de dólares, en torno a la mitad de ellos en efectivo.

Las «stock options» suponen el 60% de los compensaciones concedidas a los directores ejecutivos, según el informe. La media de los ejecutivos recibió 6,5 millones de dólares en opciones, un incremento del 28% desde 1999.

En las empresas analizadas, había una tendencia a no usar esquemas de remuneración basados en los resultados económicos. De hecho, la única parte de los salarios ejecutivos que decae son los incentivos a largo plazo. Estos incentivos sufrieron un descenso del 16% desde 1999 y ahora suponen en torno al 12% de las compensaciones totales.

Además de no vincular los sueldos de los directivos a los rendimientos, las empresas están buscando la forma de mantener los incentivos de sus ejecutivos ante el declive del precio de las acciones en bolsa, informaba el «Financial Times» del 16 de marzo. El diario indica que aunque Coca-cola había condicionado las opciones del directivo Douglas Daft a los rendimientos, al mismo tiempo, a pesar de dirigir la empresa a través de un año de despidos y bajo rendimiento, el salario de Daft se triplicó a 1,27 millones de dólares y recibió una prima de 3 millones de dólares.

Los salarios tampoco parecen verse afectados por los malos resultados en el fabricante de juguetes Mattel. Según «Associated Press» de 10 de abril, justo unos días después de anunciar planes de cierre de la fábrica que le quedaba en Estados Unidos y trasladar 980 puestos de trabajo a México, Mattel dijo que había pagado a su máximo directivo más de 12,5 millones de dólares en efectivo y otras compensaciones el año pasado.

Además, Mattel prestó al directivo Robert Eckert 5,5 millones de dólares, que serán olvidados – ntereses incluidos- si permanece en la empresa hasta el 18 de mayo de 2004.

La tendencia a pagar a los directores cantidades astronómicas es sobre todo propia de Estados Unidos, pero la presión aumenta en otros países. Según el «New York Times» del 1 de abril, el paquete salarial del director ejecutivo de Daimlerchrysler, Jürgen Schrempp, oficialmente un secreto de empresa, se calculaba -según un grupo de accionistas de Alemania- en torno a los 2,9 millones de dólares en 1999.

Daniela Bergdolt, abogada y activista accionista en Munich, comentaba que el pago de los directivos en Europa está aumentando, con primas y «stock options», y que a menudo este dato no se da a conocer al público.

En Gran Bretaña, las empresas están obligadas a facilitar más información y allí, por ejemplo, Fred Goodwin, el director ejecutivo del Royal Bank of Scotland, recibió tres millones de dólares el año pasado, un 250% más que en 1999. Ello incluía una prima de unos 1,2 millones de dólares por su participación en la adquisición del National Westminster Bank. Y el consejo de Vodafone premió al presidente, Chris Gent, con una prima de 15 millones de dólares por la adquisición, el año pasado, de Mannesmann de Alemania.

En conjunto en Gran Bretaña, los salarios de los ejecutivos de mayor nivel en las 100 mayores empresas del país subieron una media de 20,4% el año pasado, hasta rondar el millón, según el «New Bridge Street», una empresa de consultoría en Londres. Aunque ese total representa sólo una fracción de los salarios a ejecutivos en Estados Unidos, el incremento contrasta con una media nacional de aumento de los salarios del 4%.

Otra firma de consultoría, Towers Perrin, dijo que los directivos de Gran Bretaña recibían 24 veces la media del salario de un trabajador de fábrica, el multiplicador más elevado de Europa, en comparación con 15 en Alemania y 13 en Suecia.

La media del director ejecutivo estadounidense era 475 veces la de un obrero en 1999, según el A.F.L.-C.I.O.

¿Limitar los salarios?

El cristianismo no es contrario a que se recompense a algunas personas más que a otras. Todos son iguales ante Dios en cuanto a su dignidad humana y a ninguno se le pueden negar legítimamente su derechos básicos, incluyendo el acceso a lo que necesitan para sostenerse a sí mismos y a sus familias. Pero la doctrina social católica también valora altamente la propiedad privada. Esto, unido al reconocimiento de que algunas personas están más dotadas que otras, reconocido en los mismos evangelios, quiere decir que no es injusto que un responsable de una empresa reciba mayor retribución por el trabajo desempeñado al dirigir su actividad.

Al mismo tiempo, surgen dudas cuando vemos los niveles exagerados del aumento de las compensaciones salariales de los ejecutivos en los últimos años. ¿Es realmente necesario pagar a un director 475 veces la media del paquete salarial?

El concepto del destino universal de los bienes de la tierra puede aportar algo de luz a este problema. En el documento del Vaticano II «Gaudium et Spes», nº 69-71, los padres conciliares explican que deberíamos mirar a los bienes materiales no como exclusivos para nosotros mismos, sino que tienen un destino común, en el sentido de que están para el beneficio de todos. El documento también llama sobre todo a recordar que la propiedad privada tiene una dimensión social
y que cuando se olvida «puede a menudo convertirse en fuente de codicia».

Parece que en la euforia de los últimos años el sentido de la proporción se ha perdido. Una compensación digna del talento y los resultados es buena, pero dentro de un límite.

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ZENIT Staff

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