JARTUM, 24 abril 2001 (, 24 abril 2001 (ZENIT.org).- Una delegación de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCC), concluyó el 2 de abril una visita al territorio no controlado por el Gobierno en el sur de Sudán, en una iniciativa que podría tener gran influencia en las relaciones entre Estados Unidos y el régimen islámico de Jartum.
Después de permanecer una semana en Jartum, la delegación se dividió en dos, con el fin de abarcar el mayor número posible de lugares, en una gira que sólo duró dos días. Tras casi treinta años de guerra civil, con alguna interrupción, y dieciocho, desde el alzamiento en armas de la guerrilla del sur, el conflicto en Sudán se ha cobrado más de dos millones de vidas y ha arrasado el sur.
Un grupo de representantes de la Conferencia Episcopal visitó la diócesis de Tambura Yambio, en Ecuatoria Occidental, y luego continuó hacia Rumbek, en Bahr el Ghazal; Kauda, en las Montañas Nuba, y por último, Narus, en Ecuatoria Oriental.
El segundo grupo visitó el Campo de Refugiados de Adjumani, en el norte de Uganda; Nimule, en Ecuatoria Oriental y el Campo de Refugiados de Kakuma, en el norte de Kenia. Los dos campos de refugiados albergan a miles de sudaneses, y el de Nimule acoge a los desplazados internos.
En Kauda, en las Montañas Nuba, la delegación erigió una cruz gigante, en el lugar en el que los bombarderos del Ejército del régimen dictatorial islámico de Jartum, centraron la Escuela Primaria de la Santa Cruz (católica), matando a 14 alumnos y a un profesor, el 8 de febrero del año pasado.
Los miembros de la delegación mantuvieron conversaciones con los líderes eclesiales y del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA), sobre varios temas. Sin embargo, se repitió invariablemente un mensaje en todo momento, y en todos los lugares: «¡Los sudaneses están cansados de la guerra!».
En un comunicado de prensa, entregado después en Nairobi, los delegados estadounidenses afirman: «Consideramos que este conflicto no puede ser descrito de una manera simplista». Otros temas de los que se habló en la visita fueron el papel del petróleo en el conflicto de Sudán, el bombardeo de objetivos civiles, la educación y la desmovilización en marcha de niños soldados por parte de UNICEF.
Sudán empezó a exportar petróleo en agosto de 1999, un hecho que los observadores consideran que ha alimentado un conflicto –que se mantenía en un impasse– a favor del régimen islámico de Jartum, y en contra del sur cristiano y animista. El Gobierno, según los informes, ha ingresado desde entonces al menos dos millones de dólares diarios, provenientes de la venta de petróleo, unos beneficios que han dado la posibilidad a Jartum de adquirir más y mejor equipamiento militar. Los campos petrolíferos en Bentiu y el oleoducto hacia Port Sudan han desplazado a miles de civiles.
Varias compañías asiáticas y de otros continentes están implicadas en el negocio del petróleo, la más destacada de ellas es la canadiense Talisman Energy Corporation, según informa la agencia CISA.
Por otra parte, el líder de oposición Al-Sadiq al-Mahdi ha solicitado al SPLA que acepte un cese al fuego e inicie el diálogo para llegar a la paz. En una rueda de prensa, en Jartum, el ex primer ministro y líder del Partido Ummah, dijo que este cese al fuego podría permitir a los diversos grupos de oposición unirse en «un esfuerzo para mantener conversaciones con el Gobierno», según ha informado Associated Press.
Así mismo, un panel formado por congresistas estadounidenses ha recomendado imponer restricciones comerciales y sanciones financieras a Sudán, en respuesta a las violaciones de los derechos humanos en el país. La Comisión de EE.UU. sobre Libertad Religiosa Internacional dijo que la situación en Sudán se ha deteriorado y que el país africano empobrecido era «el más violento violador del derecho a la libertad de religión y de fe del mundo».