VALENCIA, 12 abril 2001 (ZENIT.org).- El vicepresidente del Centro Español de Sindonología ha asegurado este jueves que todos los estudios científicos demuestran la invalidez del examen del carbono 14 realizado sobre la Sábana Santa de Turín que atribuyó su origen a la Edad Media

Jorge Manuel Rodríguez, profesor de Derecho Civil en la Universidad de Valencia, que estudia desde hace 24 años la autenticidad del lienzo, ha declarado a la agencia de la arquidiócesis de Valencia «AVAN» que «según las investigaciones científicas realizadas sobre esta reliquia es mucho más probable que perteneciera a Jesucristo que a cualquier otro hombre».

Rodríguez sostiene, igualmente, que «existen pruebas científicas que demuestran que el Santo Lienzo no es una falsificación, lo que explica que nadie haya podido hacer una réplica igual».

Sin embargo, el profesor valenciano, que ha dado más de 500 conferencias sobre la Sábana Santa en varios países de Europa, ha reconocido que «la mayoría de las personas piensan que se trata de una reliquia falsa, debido a la enorme publicidad que se dio a la prueba del carbono 14 hecha en 1988, que concluía erróneamente que el Santo Lienzo databa de la Edad Media».

Por el contrario, «apenas trascendió a luz pública las posteriores rectificaciones de los mismos científicos que realizaron el análisis, quienes reconocieron la invalidez de la aplicación del método del carbono 14 al estar el tejido contaminado por los gases del incendio que sufrió la Sabana Santa y por organismos como líquenes y hongos».

El Centro Español de Sindonología, entidad con sede en Valencia, estudia la Sábana Santa de Turín, el Sudario de Oviedo y otras reliquias atribuidas a Jesucristo.

Su vicepresidente concluye que existe un cálculo probabilístico basado en «estudios rigurosos sobre las características de la tela y de su imagen que sitúa las posibilidades de que no sea una reliquia auténtica de Cristo en una entre 200 mil millones».

La Sábana Santa «refleja las huellas de un hombre crucificado de una forma que no está documentada en ningún sitio, excepto en los Evangelios en el caso de Jesús». Así, «no se tiene constancia de ningún crucificado que fuera clavado de pies y manos, azotado, traspasado con una lanza en el costado y, además, coronado de espinas y con todos los huesos intactos».

A la mayoría de condenados a la cruz «les ataban con cuerdas a las maderas, les partían las piernas para acelerar su muerte y no les ponían coronas de ningún tipo», ha explicado Rodríguez.

Por otra parte, según los datos extraídos a raíz de la última investigación multidisciplinar de la Sábana Santa, realizada por expertos de la NASA en 1978, «el lienzo muestra una imagen que tiene información tridimensional, que está hecha sin un sólo trazo y que tampoco está producida por contacto, sino que se asemeja a la huella que produciría una hipotética radiación emanada del cuerpo».

De hecho, «no se conoce ninguna imagen con estos rasgos porque ni siquiera sabemos hoy la forma de reproducirlos, lo cual, unido al hecho de que la huella del lienzo describe perfectamente los estigmas de Jesús relatados en el Evangelio, refuerza la teoría de que la Sábana Santa pertenece a Cristo».