CIUDAD DEL VATICANO, 6 junio 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II subrayará la actualidad y belleza de los votos de castidad, pobreza y obediencia al proclamar solemnemente la santidad, el próximo domingo, 10 de junio, de cinco hombres y mujeres, religiosos o fundadores de congregaciones religiosas.
Los nuevos santos son:
Rébecca Pierrette Ar-Rayès (1832-1914).
Virgen y monja de la Orden libanesa de San Antonio de los Maronitas. Es conocida como la «flor de Himlaya», el pequeño pueblo montañoso libanés en el que nació y en el que fue bautizada con el nombre de pila Boutrossieh (Pierrette o Petronila en francés), el 29 de junio de 1832.
La muerte de su madre y las segundas nupcias de su padre marcaron su infancia. A los catorce años, a pesar de que su padre quería que se casara, declaró que se sentía atraída por la vida religiosa. De este modo, después de haber trabajado al servicio de una familia libanesa en Damasco, entró en el instituto fundado por el padre Joseph Gemayel para la educación de muchachas.
El instituto no pudo superar los conflictos de la década de 1860. De este modo, en 1871, entró en la Orden de San Antonio de los Maronitas, inspirada en el antiguo monaquismo egipcio, en donde tomó el nombre de Rafqa (en francés Rébecca).
En 1885, la religiosa ofreció a Dios su salud. Una ofrenda de amor a la que le siguió la pérdida de la vista. Durante treinta años su rostro experimentaría un dolor incandescente. En 1907, sufrió una parálisis dolorosa. Su cuerpo, inmóvil, se llenó de llagas. Ofreció sus dolores en unión con Jesús.
Luigi Scrosoppi (1804-1884).
Sacerdote italiano, religioso del Oratorio de San Felipe Neri y fundador de la Congregación de las Hermanas de la Providencia de San Gaetano da Thiene. «Los pobres y los enfermos son nuestros dueños y representan la persona misma de Jesucristo», solía decir. Gastó su abundante patrimonio y todas sus energías en obras de caridad: la «Casa de las abandonadas» para la educación de muchachas pobres, la «Casa Providencia» para sus antiguas alumnas sin trabajo, y la Obra para los sordomudos. Para poder atender a todas estas instituciones, fundó la congregación de las Hermanas de la Providencia, que puso bajo la protección de san Cayetano. Será proclamado santo después de que una comisión científica reconociera por primera vez como inexplicable la curación un enfermo de sida, el joven Peter Changu Shitima de Zambia.
Agostino Roscelli (1818-1902).
Sacerdote italiano, fundador de la Congregación de las Hermanas de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María. Fue párroco de la ciudad italiana de Génova donde se dedicó especialmente de los jóvenes y, en particular de las muchachas, que en aquella época tenían menos acceso a los estudios. De este modo fundó un colegio para ofrecerles una formación intelectual y profesional. Para apoyar esta institución, creó una comunidad religiosa femenina de maestras.
Bernardo da Corleone (1605-1667)
Filippo Latini, zapatero, era un auténtico navajero en la Sicilia de la época. Un día hirió mortalmente a un adversario y huyó para escapar de la policía. Recibió refugio en la iglesia de los capuchinos de Palermo. De este modo, en 1632, tras haberse convertido, entró como fraile en el mismo convento, en el que llevó una vida de penitencia. Fue beatificado en 1768.
Teresa Eustochio Verzeri (1801-1852)
Virgen y fundadora italiana del Instituto de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús. Originaria de una familia noble de Bérgamo (Lombardía), fue formada en la vida religiosa en la comunidad de las benedictinas de su ciudad natal. A continuación, se entregó a la educación de muchachas jóvenes. Fundó para ellas una congregación religiosa dedicada a la enseñanza, las Hijas del Sagrado Corazón. Murió en Brescia.