Gran Bretaña: «Vota por el bien común», dicen los obispos

Blair promete revisar la ley que prohibe el acceso al trono a los católicos

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LONDRES, 6 junio 2001 (ZENIT.org).- Los obispos católicos de Inglaterra y Gales han publicado un documento, con motivo de las elecciones generales que se celebran este jueves en el Reino Unido que lleva por lema «Vota por el bien común» y se concentra en tres aspectos: la pobreza, el derecho a la vida y la creciente amenaza a la familia y el matrimonio.

Los prelados invitan a los católicos a no votar basándose en intereses personales o dejándose llevar por la costumbre, y se detienen especialmente en el tema que estará en el orden del día del nuevo Parlamento: la eutanasia.

«Una cuestión moral –dicen– que amenaza la dignidad de la persona humana al nivel más profundo». La eutanasia no es otra cosa que un homicidio, aseguran los obispos.

Por otra parte, el primer ministro Tony Blair –quizá para contrarrestar la campaña de los conservadores, que han pedido a la gente que se abstenga, para suavizar la derrota que según todos los pronósticos sufrirán–, acaba de prometer que reexaminará la legislación que prohibe a los católicos el acceso al trono británico si es reelegido.

En declaraciones a «The Herald», Blair reconoció que la ley, que tiene 300 años, es «claramente discriminatoria» y «claramente equivocada». Reconoció algunas de las dificultades para cambiar pero reveló que estaba «muy dispuesto a revisarla».

La iniciativa de Blair, que representaría una de las mayores reformas constitucionales del Reino Unido en tres siglos, fue muy bien acogida por el cardenal Thomas J. Winning, el más antiguo líder eclesiástico de Escocia, que había pedido que se cambiara la ley. Hay que recordar que algunos de los principales reyes católicos del país eran originarios de Escocia.

El primer ministro dijo: «Obviamente, en principio no es correcto que los católicos no se puedan incluir en la línea de sucesión, por ello lo examinaremos de nuevo».

Algunos expertos constitucionales creen que una de las mayores dificultades podría surgir al dejar el monarca de ser titular de la Iglesia de Inglaterra, lo que desestabilizaría tanto a la Igesia como
al Estado.

El cardenal Winning describió las «cláusulas ofensivas» de la ley como «un anacronismo entorpecedor, en cuanto que es discriminador de los católicos».

Y añadió: «Querría esperar que cualquiera que sea el ganador tenga en cuenta el reforzamiento del sentimiento de este tema entre gente de todas las creencias y no creyentes, y se tome el tiempo necesario para hacer desaparecer este sentimiento de una vez por todas de los libros estatutarios. Los católicos no es que estén preocupados especialmente por ello, pero en la medida en que las cláusulas ofensivas siguen siendo parte del marco constitucional, constituyen una continua censura contra nosotros».

Pero la crítica que hace la Iglesia católica al Gobierno de Blair es la promoción de la experimentación científica salvaje con embriones y otros temas de bioética.

Los católicos británicos, cerca de cinco millones (poco menos del 10% de la población), votarán en gran parte laborista, porque en su mayoría pertenecen a la clase trabajadora, concentrada sobre todo en las grandes ciudades del norte (muchos son inmigrantes irlandeses) y este es un electorado que tradicionalmente vota laborista. Al contrario de la arbitraria división del mundo en sur-pobre y norte-rico, en el Reino Unido el mapamundi se invierte: el sur es rico y el norte es pobre.

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ZENIT Staff

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