CIUDAD DEL VATICANO, 12 junio 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II está convencido de que las catacumbas de Roma, que fueron testigos de la vida y muerte de los primeros cristianos, son «lugares de nueva evangelización, de oración y de promoción cultural para los peregrinos de todo el mundo».
Por este motivo, al recibir el sábado pasado a la Comisión Pontificia de Arqueología Sacra, el obispo de Roma agradeció a sus miembros el esfuerzo que han realizado para hacer más acogedoras las catacumbas a los peregrinos, creando nuevos itinerarios en algunas de las más importantes de Roma, como son las de San Calixto, San Sebastián, Domitila, Priscila y Santa Inés.
«Al visitar las catacumbas –explicó el Papa en su discurso a la Comisión–, el peregrino puede volver con la mente a los gestos de los primeros cristianos, que organizaron una suerte de «caja común» para asegurar una sepultura digna a todos los hermanos».
«Como fundamento de esta elección pusieron los valores de la solidaridad y aquel, todavía mayor, de la caridad. La estructura misma de las catacumbas subraya el profundo arraigo de tales valores en la vida de aquellos primeros hermanos en la fe», añadió el pontífice.
«El peregrino moderno –dijo–, con frecuencia desorientado y vacilante, al recorrer los itinerarios seguidos por los primeros cristianos y al hacer propios sus gestos de devoción, puede llegar a redescubrir con mayor facilidad la propia identidad religiosa y a decidirse con entusiasmo renovado a seguir a Cristo, como hicieron tantos mártires de los primeros siglos del cristianismo».
El sucesor del apóstol Pedro agradeció también el esfuerzo de la Comisión vaticana de Arqueología Sacra para abrir las catacumbas de San Lorenzo en el Verano y, «a pesar de las dificultades y la complejidad de las situaciones, las de San Pancracio y de los Santos Marcelino y Pedro».
Se puede visitar «virtualmente» las catacumbas en http://www.catacombe.roma.it