KIEV, 12 junio 2001 (ZENIT.org).- Más de dos millones de ucranianos recibirán a Juan Pablo II entre el 23 y el 27 de junio, con motivo de la visita programada a esta antigua república de la ex Unión Soviética y foco histórico de la Ortodoxia.
Así lo anunciaron este lunes los organizadores del viaje que cuenta con la oposición de influyentes sectores ortodoxos obedientes al patriarcado de Moscú, según informa Reuters.
El padre Teodozy Yankiv, párroco de la Iglesia greco-católica, una de las personas encargadas de la organización de la visita, explicó en una rueda de prensa que se han impreso más de 600.000 invitaciones para los dos servicios que el Santo Padre tiene previsto oficiar en Kiev, y más de un millón y medio para el que tendrá lugar en la ciudad de Lviv.
El pontífice, que ha sido invitado por el presidente de este país, Leonid Kuchma, y por la Iglesia católica (tanto la de rito latino como la de rito oriental), visitará las ciudades de Kiev y Lvov, en el noroeste del país, donde vive la mayor parte de los católicos del país.
Es el primer viaje que el Papa realiza a esta república que formaba parte de la antigua Unión Soviética, y ha originado multitud de protestas por parte de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, mayoritaria en el país, actualmente dividida en varios cismas.
La semana pasada, cerca de 3.000 personas, obedientes al patriarcado ortodoxo de Moscú, se manifestaron en Kiev frente a la nunciatura del Papa para expresar su protesta contra el viaje, al que calificaron de «inoportuno». Además, los manifestantes criticaron «la política de proselitismo» que está realizando la Iglesia católica en Ucrania.
En un comunicado, la Comisión teológica del Sínodo de la Iglesia ortodoxa ha subrayado que los jerarcas ortodoxos obedientes a Moscú no tendrán contactos con el Papa durante su visita. «No hay duda de que en la situación actual la visita del Papa, con independencia de su status y formato, no resolverá el conflicto sino que lo agravará y no contribuirá a la desaparición de sus causas», subrayaba la nota.
En Ucrania, país de 50 millones de habitantes, hay unos cinco millones de católicos (11,08%). En la época soviética fueron perseguidos y vivieron en la clandestinidad, pero en 1990 las autoridades les devolvieron la legalidad y aprobaron una ley para la restitución de sus bienes, lo que suscitó la oposición frontal de la Iglesia ortodoxa.
Según revelan estadísticas oficiales distribuidas esta semana por la Oficina de Información de la Santa Sede, en 1995, había 1.842 sacerdotes católicos; en el 2000 eran 2.522 (2.201 católicos por sacerdote). En estos momentos, hay 1.236 seminaristas.
Hace cinco años no se sabía ni si quiera cuántos catequistas había, pues trabajaban en condiciones bastante precarias. Hoy se sabe que son 869. En esos cinco años, sin embargo, disminuyó ligeramente el número de religiosas, que han pasado de 1.039 a 970.