LIMA, 13 junio 2001 (ZENIT.org).- El presidente electo de Perú, Alejandro Toledo, realizó este martes una visita a la sede de la Conferencia Episcopal del país, cuando tenía lugar la reunión ordinaria de los miembros del Consejo permanente del episcopado.
La directiva de la Conferencia Episcopal poco después del voto del 3 de junio había pedido realizar una visita de cortesía el vencedor de las elecciones. Con un gesto significativo, Toledo prefirió aprovechar la presencia de doce obispos en su sede para entrevistarse con ellos.
«El encuentro ha servido para iniciar un diálogo con el nuevo presidente electo, establecer los canales de comunicación entre la Iglesia católica y el nuevo gobierno y para afrontar solidariamente, junto con todos los peruanos, los problemas que afectan a nuestra patria», explica un comunicado oficial del Consejo permanente del episcopado peruano redactado tras el encuentro.
Monseñor Luis Bambarén, presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, en declaraciones a la prensa, ha explicado que en la visita de Toledo afrontaron dos temas fundamentales para la futura colaboración entre el gobierno y la Iglesia en Perú: el apoyo a los programas de ayuda en un país con 13 millones de pobres; y la importancia de promulgar una legislación que ampare la familia, debilitada por las políticas de los últimos años.
En particular, los obispos recordaron los abusos y daños que provocaron los programas de esterilización que lanzó en todo el país el gobierno de Alberto Fujimori, quien se vio obligado a dimitir al descubrirse la red de corrupción que había instaurado.
Según monseñor Bambarén, obispo de Chimbote, al presentar esta propuesta, la reacción de Toledo fue «muy positiva», pues estuvo de acuerdo en que la esterilización no puede ser un método de control demográfico.
En la reunión también se tocó el tema de la propuesta de ley que pretende liberalizar ampliamente el divorcio en Perú. Los obispos hicieron saber al presidente electo su oposición y le pidieron que hiciera una evaluación de esa ley para que no sea promulgada. Una petición similar ya la han presentado al presidente interino de Perú, Valentín Paniagua.
El presidente del episcopado reveló también que encontraron consenso con el nuevo presidente para apoyar y continuar la campaña que Juan Pablo II ha alentado para la condonación de la deuda externa de naciones pobres, y en particular de Perú, presentada ante los países más industrializados (G-8) y ante las instituciones financieras internacionales.
En la reunión, según monseñor Bambarén, también se analizó la posibilidad de crear una Comisión nacional de la Verdad, que tendría como primer objetivo la lucha contra la corrupción. Ahora bien, los obispos aclararon que este organismo debe tener un objetivo muy claro: «buscar la reconciliación nacional y no las venganzas».